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Rajoy muerde el anzuelo de Mas

miércoles 01 de octubre de 2014, 18:45h

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Parece mentira que un político tan avezado como Mariano Rajoy haya caído en la trampa que le ha tendido Artur Mas. El president de la Generalitat esperó al sábado pasado por la mañana para firmar, con toda la parafernalia desplegada, la Ley de Consultas. Acto seguido comenzó la campaña institucional del 9N. ¿Y cómo respondió Rajoy? Corriendo como un desesperado, huyendo del más mínimo estilo de ponderación y serenidad que debe acompañar todos los actos de un estadista digno de tal nombre. El Consejo de Estado, máximo órgano consultivo de España, se reunió el domingo por la tarde a la hora de ir al cine o al fútbol para emitir a ritmo frenético un dictamen contrario a la ley catalana. Al día siguiente hizo lo propio el Tribunal Constitucional con el recurso presentado por Moncloa.

Rajoy ha forzado a pisar el acelerador a los principales pilares del Estado a una velocidad frenética, histérica, contraproducente, poniendo en peligro su prestigio. Eso es exactamente lo que buscaba Mas. Tal supersonismo jurídico ha enervado a la población catalana. Eso es justamente lo que queria Mas.A su vez, tal manera de actuar de Rajoy ha despertado el interés  de los medios de comunicación de ltodas as democracias del planeta. Así coronaba Mas su estrategia.

A partir de ahora, si se multiplican las concentraciones populares en las plazas de Catalunya y estas acciones consiguen cada vez más resonancia internacional habrá sido, en buena parte, porque a Rajoy le pusieron una mecha delante de las narices y le provocaron a encender el mechero. Y picó. Para Moncloa habría sido mucho más inteligente que las cosas siguiesen su cauce normal, dejando trabajar al Consejo de Estado los días laborales que hiciesen falta mientras Rajoy pedía un nuevo encuentro con Mas. Las fotos conjuntas distensionan las crisis. Al fin y al cabo, este contencioso es esencialmente político y es por este cauce por donde se tiene que resolver.

Pero Rajoy se ha metido en la ratonera. Proclama ilegalidades por todas partes mientras el pueblo catalán se le calienta más y más,  hábilmente movido por la Generalitat. No es posible resolver un problema de este calibre desde posiciones de dureza rayanas en la chulería, sino desde el tacto y la capacidad política.

Rajoy no ha actuado como un estadista serio, sino como un alcalde mediocre o un presidente de club de fútbol. Ha querido hacer una exhibición de poderío de tal calibre que ha convertido en chocante e incluso en cómica su actuación. No se puede hacer correr al Consejo de Estado y al Tribunal Constitucional como si fuesen los extremos del Real Madrid en un partido en el Nou Camp. No es serio. Primero mete a juristas en una trifulca eminentemente política y luego les exige que rindan como futbolistas, debilitando la solidez de sus conclusiones, que han de ser hondas, dilatadas y altamente razonadas.

Mas está consiguiendo que Madrid cometa errores. Es lo que busca. Y además lo ha dicho: "Hemos de ser astutos como David en su lucha contra Goliat". Ahora el próximo objetivo es lograr que toda Europa hable de la necesidad de que en Catalunya haya un referéndum para desbloquear la situación. Ese es su primer intento de jaque mate (tiene otros preparados).

En el ingenuo Madrid se creen que todo se arregla imputando a los Pujoles o exagerando o inventando peleas internas de los partidos catalanes. Este discurso vende mucho en Valladolid o en Jerez de los Caballeros, pero es traca mojada en Catalunya. Allí saben que se juegan los cuartos. Este pulso, cada vez más fuerte y vertiginoso,sólo se resolverá si Madrid reconoce que Catalunya es un Estado integrado o asociado de España, pero con total soberanía fiscal. Ese es el objetivo final de Mas, no la separación. Los catalanes necesitan el resto de la Península para vender su Avecrem y su Cola-Cao, pero quieren que los impuestos que genera su potente industria se queden en el Principado. Les van 15.000 millones en el envite.

Ahí está la clave. Es un pleito político de gran calado. A Rajoy le sería rentable no quemar al Consejo de Estado o al Tribunal Constitucional como si fuesen Garett Bale y Cristiano Ronaldo. Podrían lesionarse. ¿O es eso acaso lo que busca Mas?

 
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