Querida Cataluña. Si no me quieres, vete

Querida Cataluña. Si no me quieres, vete

Me entretengo observando en un mapa cómo se han ido moviendo las fronteras a lo largo de los siglos. No solo España ha sido flexible antes y después de la unificación de los reinos Hispánicos de los Reyes Católicos, también lo ha sido Europa y el mundo con la incorporación de colonias y su posterior pérdida o cambios que unieron o separaron estados como la desmembración de la Unión Soviética. Y cuando uno ve los colores y las líneas en los mapas se pregunta hasta cuándo se seguirán moviendo las fronteras. ¿Habremos alcanzado ya la perfección?, el mapa que tengo ahora delante, ¿seguirá siendo válido dentro de 100 años?

La respuesta, me temo, es que mucho antes de que pasen esos cien años, el mapa actual de Europa y del mundo no será más que un documento curioso pero inexacto. Pensar lo contrario es creer que los habitantes del planeta de este siglo XXI hemos alcanzado la perfección social y política hasta el punto de anclar para siempre las fronteras donde están hoy. Y la expresión “para siempre” solo se usa en las bodas y ya se sabe cómo acaba eso muchas veces. Tal vez dentro de 100 años Escocia pertenezca a Irlanda o Extremadura a Portugal. A saber. No puedo predecir cuáles serán los cambios, pero no dudo que los habrá.

Y los cambios tienen que llegar de alguna manera y puesto que quiero creer que la vía violenta o de pactos matrimoniales tan usadas en el pasado han quedado cerradas para siempre, es necesario que se abra un nueva. Pacífica y consensuada que no es lo mismo que decir que guste a todos. Y vayamos a Cataluña donde algunos, muchos, dicen que quieren la independencia. Yo no se si es verdad que la mayoría la quiere porque con referéndums que solo reconocen los que están a favor del sí, no vamos a ninguna parte. Está claro que los que consideran ilegal el referéndum no se molestan en votar y por tanto el resultado obtenido no puede representar la voluntad de la mayoría.

No tengo ni idea de cuál es la mejor manera de afrontar y tratar una petición pacífica de separación de una parte del estado, pero tiene que existir alguno. La respuesta no puede ser que del tema no se habla porque la Constitución no lo prevé. Eso es dejarlos en una calle sin salida. Y ojo que no estoy diciendo que la convocatoria de referéndum para el 1 de octubre sea la manera correcta de hacerlo. Solo digo que la única salida del embrollo no puede ser determinar que no hay salida.

Miren, a mí ni los catalanes ni Cataluña me molestan como tampoco lo hacen los andaluces o los vascos por mencionar algunos, y creo que contar con ellos en España suma más de lo que resta. Por mí que se queden, pero que se queden porque quieran quedarse, no porque no tengan una puerta por la que salir.

Esto es como una relación. A la pareja no se la puede retener; Tu marido o tu mujer tiene que ser libre de entrar y salir y el verdadero éxito es que pudiendo irse, pudiendo optar por estar sol@ o con otra persona elija voluntariamente seguir a tu lado. Amanecer con la misma persona tras 39 años de relación solo es un éxito si el otro es libre de irse cuando quiera. Si cada vez que insinúa que quiere dejarte la retienes esgrimiendo el papel firmado el día de la boda, eso no es amor. Es otra cosa.

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