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Qué asco de juventud

domingo 26 de octubre de 2014, 18:04h

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Seguro que la juventud de mi época también dejaba mucho que desear a los que nos veían con la perspectiva que te dan los años y la experiencia, pero la de hoy en día, sinceramente, da ‘asquito’.

Empecemos por decir lo justo y políticamente correcto: no se puede generalizar pero, por desgracia, lo que yo he comprobado este fin de semana me da poco margen de duda. Es cierto que hay chicos y chicas educados, con valores y con una buena formación. Sin embargo, tras lo vivido, ahora mismo sólo pienso que hay una mayoría de jóvenes que no respetan a nada y a nadie. Ni siquiera  los cuerpos ajenos. Me explico.

Hace poco salí de marcha con mi marido y unos amigos. Todo éramos parejas. Fue una noche estupenda. Sin embargo, lo que vi en el último local que visitamos fue un espectáculo vergonzoso.

En mi época, cuando un tío intentaba ligar contigo al menos se lo curraba un poco y te daba conversación. Como mínimo te preguntaba el nombre. Lo de hoy en día es alucinante y denigrante para las mujeres. Van directos a tocarte el culo. Así, sin más. Ni un ‘hola’ para romper el hielo. Culo que ven, culo que tocan. Ya te apañarás.

Y claro está, aquí una servidora, que no está para tonterías y menos aún para que una panda de tarados se tome la libertad de tocarle el culo, empezó a repartir insultos y soplamocos a diestro y siniestro. Mi culo es mío y lo toca quien yo digo. ¿Estamos?

Pues bien, más de uno parece ser que no captó el mensaje y ahí es donde entró mi marido. La cosa no acabó mal. Al menos para nosotros. Es lo que tiene estar casada con un maromo de casi dos metros. Que los críos se acojonan. Más aún los cobardes que a escondidas van metiendo mano.

Lo peor de todo no fue que me tocaran el culo. Lo peor de todo fue ver el ambiente de marcha que hay. ¿Esto es lo que espera a mi hija? Es verdad que aún me quedan años para esperarla medio dormida delante del sofá pero, para mi desgracia, ese día llegará. ¿Y qué le espera? Una panda de salidos que por no saber no saben ni como entrarle a una tía decentemente.

Sinceramente, si estos jóvenes son el futuro que nos tiene que sacar de la crisis, si es el futuro que le espera a mi hija cuando salga de marcha entre muchas otras cosas… me dan ganas de llorar. Llorar de rabia porque se supone que tenemos delante de nosotros a las generaciones mejor y más preparadas y resulta que la realidad en la calle es otra diferente.

En fin, hija mía, solo espero que tú no te conviertas en nada de lo que vi el otro día.  Que seas parte de esa otra cara de la juventud que nada tiene que ver con cuatro borrachos cobardes que se creen dueños de lo ajeno. Que seas una buena persona, con valores y ambiciones. Tu padre y yo lucharemos cada día para ofrecerte una buena educación que es, sin duda alguna, la base de todo. Nos dejaremos la piel, pues, para darte la mejor.
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