La tradicional cita del Viernes Santo ha vuelto a llenar el centro histórico de Palma de solemnidad, emoción y silencio contenido. La ‘processó del Sant Enterrament’, una de las más emblemáticas de la Semana Santa mallorquina, ha reunido este 2025 a 33 cofradías y 3.500 cofrades que, con paso lento pero firme, han recorrido las calles de la ciudad desde la iglesia de Sant Francesc hasta la del Socors, en una de las procesiones más esperadas del calendario litúrgico insular.
La procesión ha contado con 30 pasos, que han desfilado bajo un ambiente de serenidad, recogimiento y respeto, en una edición marcada por la ausencia de cofradías centenarias —debido al cansancio acumulado de los últimos años—, pero que ha vuelto a dejar patente la fuerza viva de una tradición que continúa pasando de generación en generación.
PALMA SE DETIENE CON LA PROCESSÓ DEL SANT ENTERRAMENT
Con puntualidad absoluta, la comitiva ha arrancado a las 19:00 horas. El silencio de la plaça de Sant Francesc se ha roto con el retumbar seco de los tambores y la marcha solemne de la Policía Local de Palma, que ha abierto el desfile procesional.
Desde ese momento, la ciudad ha detenido su pulso cotidiano y ha dado paso al recogimiento. La procesión ha seguido su recorrido habitual por algunas de las calles más antiguas y simbólicas del casco histórico: plaça de Santa Eulàlia, plaça de Cort, carrer Colom, Brosseria, plaça d’en Coll, Corderia, plaça de la Quartera, plaça del Mercadal, Ferreria, plaça de Sant Antoni y Socors, hasta alcanzar la església del Socors, uno de los templos más representativos del culto popular mallorquín.
El público ha acompañado con respeto y devoción el camino de los pasos. Muchas personas han aguardado durante horas en esquinas y aceras para presenciar el avance de las imágenes, mientras que otras han seguido al cortejo en distintos tramos del recorrido, acompañando a unas cofradías llenas de velas, cadenas, rezos o silencios compartidos.
UNA TRADICIÓN QUE RESISTE EL CANSANCIO
Este año, el cansancio acumulado entre los participantes ha sido notable. Con el final de la Semana Santa a la vista, algunos costaleros se han visto obligados a detener su marcha en varias ocasiones para descansar. Las largas esperas, el peso de los pasos y el compromiso emocional que exige esta procesión han hecho mella en una edición que, sin embargo, ha brillado por su intensidad, respeto y emotivo significado.
Un año más, la ‘processó del Sant Enterrament’ ha vuelto a convocar a miles de personas, que han llenado las calles de Palma en un ambiente de emoción serena. Las bandas de música, los cirios encendidos, los sonidos cadenas arrastradas por los fieles, los detalles de ornamentación floral en los pasos y la atmósfera de recogimiento han contribuido a reforzar una de las procesiones con mayor carga simbólica de la isla.
Cada paso ha avanzado con la solemnidad que exige la ocasión, en una muestra de compromiso colectivo, espiritualidad compartida y respeto por las tradiciones. El silencio —tan difícil de lograr en el espacio público— ha sido protagonista en muchos momentos de la noche, sólo roto por los acordes graves de las marchas procesionales o los toques de tambor que marcaban el ritmo de los cofrades.
NUMEROSA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Este 2025 no se han alcanzado cifras récord de participación, pero la presencia de 3.500 cofrades y el seguimiento masivo de la ciudadanía han reafirmado que la ‘processó del Sant Enterrament’ sigue siendo un pilar de la identidad cultural y religiosa de Palma.
La ciudad, una vez más, se ha detenido para rendir homenaje al Sant Enterrament, y lo ha hecho con la dignidad y el respeto que caracterizan esta cita ineludible del Viernes Santo. Una noche de silencio, de pasos medidos y de miradas emocionadas que, año tras año, mantiene viva una de las tradiciones más queridas por los palmesanos.