Desde hace unos años desde los partidos de izquierda, sus gobiernos y sus chiringos subvencionados pseudo ecologistas nos han intentado colgar el sambenito a los navegantes de terroristas ecologistas cuya nuestra función en la vida era asesinar con alevosía la posidonia, la tan importante posidonia.
Una vez más ha quedado negro sobre blanco que eso no es verdad y ya saben que “la verdad es la verdad la digan Agamenón o su porquero” como estableció el idolatrado, del que también se ha apropiado la izquierda, Antonio Machado. Parece de hecho, que no han leído nada más pese a que se atribuyen desde antiguo una superioridad cultural y moral. Nada más lejos de la realidad y para muestra un botón, el alcalde de Palma, la capital de este pequeño país, desconocía quienes eran los Almirantes Churruca y Gravina. Imagino que no ha leído los “Episodios Nacionales” porque los escribió un liberal como Perez Galdós, don Benito, gran diputado a Cortes, por cierto.
Pues sí, resulta que el otro día el Honorable Conseller Mir desenfundó el revólver y se metió él solito un tiro en el pie. Miembro de un partido eco nacionalista, que no sé qué tiene que ver una cosa con la otra, como el culo con las témporas, como se suele decir.
Pasó revista a la actividad inspectora de sus hombres vigilantes y aseveró que de cada 100 inspecciones de fondeo que se hicieron, el 95,3% eran correctos, vamos que No habían fondeado sobre la posidonia y al 4,7% restante se les incoo un expediente administrador de cuyo resultado tras alegaciones, propuestas de resolución, recursos administrativos, resoluciones, recursos contenciosos administrativos y Sentencias, a ver qué queda de destrucción de la posidonia.
Los palmeros paniaguados del Govern que viven de la subvención pública no han dicho nada; no habrán recibido consignas de la superioridad para escandalizarse y llamarnos, una vez más, asesinos a los navegantes.
Empecé a navegar hace unos casi cincuenta años y había vertidos de aguas negras en la bahía de Palma, en el Arenal lo llamábamos la “boia de sa merdera” unos cincuenta años después seguimos echando aguas sucias al mar multiplicadas de forma exponencial y casi seguramente disponemos de idénticas o parecidas infraestructuras y eso no es responsabilidad de los navegantes sino de los políticos que lo consienten.
El primer contaminante en Baleares son las administraciones públicas y eso no hay nadie que lo rebata, ya les he dicho que la verdad es la verdad…, les recomiendo la lectura del atestado emitido por el SEPRONA para los Juzgado de Instrucción número 7 y número 12 que esclarece (expresión poco apropiada) como actúa y el daño que hacen los emisarios de Palma. Escatología fina.
Es hora de que empecemos a reclamar a los administradores públicos que trabajo hacen para ganarse la espléndida paga que cada mes les damos y la tienen asegurada, no como en la privada que sufrimos de lo lindo.
Me cansé de oír a nuestros ecologistas de subvención cuando en 2002 ocurrió el desastre del “Prestige” que era inaceptable que se matase a la flora y fauna marina e incluso grupos de ellos, pagados por Dios sabe quién, se enfundaron el mono blanco y recogieron trozos de alquitrán, casi veinte años después han enmudecido.
Pues bien a ninguno de esos subvencionados ecologistas he visto, o se ha dado razón de ellos, de que hayan ido a Ca’n Pere Antoni o Ciudad Jardín a enfundarse su mono blanco de trabajo y recoger residuos humanos y plásticos que sus subvencionadores echan por los emisarios. Ya está bien de mentiras e hipocresía, inviertan en lo que deben hacerlo y dejen de alimentar chiringuitos a la carta.
Para casi terminar les cuento un ejemplo que puse en una mesa redonda en la que participé, en la Playa de Palma se están abriendo cada vez más hoteles de cinco estrellas a unos cientos de euros la noche, se paga ese importe para que al día siguiente el conserje informe a los huéspedes que la playa que está a cien metros del lujoso establecimiento las autoridades sanitarias la han cerrado por su toxicidad. Si fuese hotelero estaría preocupado, de hecho no soy hotelero y me preocupa la contaminación del mar.
En la vida de un hombre hay momentos cruciales, el señor Dalmau, con una vida laboral escasa (una octavilla aproximadamente) está a punto de ser engullido por su despotismo, soberbia y como no, chulería.