Apenas un año separa estas dos imágenes. La primera por su izquierda es de finales de mayo de 2011. Al lado, una instantánea de Bauzá de hace pocas semanas.
Desazón, tensión, hiperresponsabilidad, estrés, preocupación, decepción, incomprensión, soledad.... Además del paso lógico del tiempo, alguna de estas razones (o varias, o todas) puede hacer mella en el aspecto físico de cualquiera.
Observando las imágenes, es evidente el desgaste físico sufrido por el presidente del Govern, José Ramón Bauzá, en el último año; su primer año en el cargo.
El propio Bauzá lo ha subrayado últimamente: "tomaremos decisiones duras aunque ello provoque mi desgaste". Seguro que se refería al desgaste político, pero el desgaste físico también está ahí para cobrarse su factura.
Recortes, cierre de hospitales, el paro que sigue creciendo, manifestaciones, caceroladas, el déficit, las facturas por pagar, los cada vez más colectivos enfrentados a sus decisiones, y algún conseller que crea más problemas de los previstos, son asuntos que acompañan a Bauzá y que se suman a una agenda trepidante cargada de compromisos, aquí y en Madrid. Un año sin apenas buenas noticias que le den un respiro.
Bauzá será reelegido este fin de semana presidente del Partido Popular de Baleares, que hoy inicia su congreso. Abierto a afiliados. Todos podrán comprobar de cerca el importe de la factura que paga Bauzá, aunque en esta cita congresual le toca poner su mejor cara.
El aspecto físico de Cañellas, Antich y Matas también fue evidenciando el paso del tiempo. Sin embargo, ninguno de sus casos invitó a detenerse para observar cómo en un sólo año las entradas ganan terreno, la piel acusa el cansacio, y la mirada pide a gritos un "kit kat". Un paréntesis que ni las Islas Baleares ni Bauzá se pueden permitir.
