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Adiós a los vehículos de los no residentes y los contaminantes por el centro de Palma
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(Foto: J. Fernández Ortega )

Adiós a los vehículos de los no residentes y los contaminantes por el centro de Palma

Por José Luis Crispín
viernes 06 de mayo de 2022, 16:34h

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El futuro Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) del Ayuntamiento de Palma prevé que la futura Zona de Bajas Emisiones (ZBE) -que prácticamente cerrará al tráfico rodado el centro de Palma-, se ejecute a principios del próximo año. Esta medida vendrá acompañada por cambios profundos como la imposibilidad de que los no residentes puedan acceder a esta zona, limitaciones de acceso según el nivel de contaminación del vehículo e instalación de cámaras de control que dispararán las multas. Las motocicletas también sufrirán restricciones a la hora de entrar en esta área.

El PMUS, atendiendo a la normativa europea, prevé implantar en 2023 la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en lo que actualmente se considera el centro histórico de Palma, sin descartar que en un futuro se amplíe hacia el Eixample. Esta medida se complementará con otras como la exigencia de circular a 30 kilómetros por hora en todas las calles de Palma.

La principal característica que oferta esta zona de bajas emisiones es que tan sólo se permitirá aparcar a los residentes. El resto de los conductores tendrán que hacer uso obligatorio de los aparcamientos subterráneos o dejar los vehículos en los parkings disuasorio que, según Cort, habilitará fuera de esta zona de bajas emisiones.

Los no residentes sólo podrán acceder a la ZBE siempre que su objetivo sea dejar el vehículo en aparcamientos públicos como los situados en la Plaza Major, Vía Roma, plaza Bisbe Berenguer de Palou, Mercat d l'Olivar, sa Guerreria, el Corte Inglés de Jaume III, la Clínica Rotger o el de la Mutua Balear.

Cort contempla tres fases en la implantación de la ZBE: La primera se ejecutará a lo largo del 2023 y comprende todo el interior de las Avenidas; la segunda en el año 2027 que será una zona a determinar y la última fase que se instaurará en 2030 y se orientará hacia el interior de la Vía de Cintura.

Según el texto al que ha tenido acceso mallorcadiario.com, en la primera fase aplicará la limitación de accesos en función de las emisiones contaminantes de los vehículos y aquellos que deseen entrar motorizados en la ZBE deberán justificarlo adecuadamente. Esta zona también servirá como complemento y refuerzo de las actuales 11 zonas Acire existentes. La fase II se ejecutará en función de los objetivos climáticos, de contaminación, mobilidad y demanda social. Por útimo, en la fase III se ejecutarán medidas que refuercen las actuaciones puestas en marcha en las dos primeras fases.

Con objetivo de que a esta zona de bajas emisiones tan sólo entren los vehículos autorizados, el Ayuntamiento de Palma instalará varios puntos de control de lectura de matrículas para controlar la circulación. Estos puntos de control permitirán también conocer las diferentes infracciones que se produzcan y aplicar las sanciones correspondientes. Asimismo, estos controles posibilitarán saber el tipo de vehículo (moto, furgoneta, taxi, coche), el tipo de combustible que utiliza, la etiqueta ambiental y el motivo del viaje.

Cort reconoce que para hacer efectiva esta zona de bajas emisiones, tendrá que proceder a modificar la actual ordenanza municipal de circulación o en su defecto, elaborar una nueva ordenanza específica para las ZBE.

RESTRICCIONES A LAS MOTOCICLETAS EN LAS ENTRADA A LOS ACIRES

El PMUS, según el proyecto, reconoce que las motocicletas son vehículos eficientes que minimizan tanto el espacio de circulación como de aparcamiento por lo que proyecta incrementar el actual número de plazas de estacionamiento en calles y parkings.

No obstante, también advierte de la posibilidad de "reconsiderar la entrada libre en los acires" y fomenta que las motos "estacionen en las reservas específicas del ámbito de la ORA".

Por otra parte, el PMUS presta especial atención a la distribución urbana de mercaderías y establece mecanismos de control que exigirán autorización para poder estacionar en una reserva de carga y descarga, ratios de demanda, franjas horarias autorizadas, control de la mobilidad de los transportes comerciales a través de tecnología punta y desarrollo de una aplicación móvil para los distribuidores.

El fin de todas estas modificaciones circulatorias de gran calado, es el de evitar la movilidad no esencial. Por ello, a medio plazo, se plantea que en todas las calles, la velocidad máxima quede establecida en los 30 kilómetros por hora. Además, se apuesta por el uso del coche compartido a travé del car-pool y car-sharing, regular los aparcamientos de la ORA y redefinir el sistema de coronas tarifarias con máximas paradas de estacionamiento.

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