La lógica reivindicación de las organizaciones sociales sobre el inequitativo reparto de incentivos sanitarios que penaliza a los profesionales de Son Espases (HUSE) deja entrever una realidad lamentable. Cualquier espectador medianamente informado puede entender que está sobre la mesa algo más que una partida económica. Esta en juego la dignidad de sus profesionales.
Es inimaginable que todos los servicios, de todos los hospitales de la comunidad, hayan cumplido sus objetivos y la mayoría de los servicios del Hospital Son Espases no. Curiosa y casualmente, se penaliza el centro que asume la asistencia de los otros sectores sanitarios,
cuando por razón de obras o saturación tienen incapacidad para dar respuesta a su propia demanda.
Una realidad como la constatada, cuestiones menores aparte, solo se puede entender si los objetivos estaban mal formulados, los indicadores utilizados para la evaluación fueran incorrectos o se hubieran aplicado de forma irresponsable. No se puede descartar que sea la suma de las tres. De ahí que el capítulo encierra interrogantes muy graves que apuntan a una severa disfunción de la administración sanitaria que la Junta de Personal ha sabido detectar y dimensionar. Los sistemas de información persisten en el tiempo con deficiencias que los hacen poco fiables y los incrementos de la financiación no permiten constatar que se traduzcan en mejoras objetivas.
La mayoría de explicaciones han sido pueriles, incoherentes, improvisadas y hasta de mal gusto. Algunas provocadoras; como la que sería ilegal pagar unos incentivos en Son Espases que no lo han sido en otros centros. La reacción unánime de los jefes de servicio alerta en este sentido.
En general, las unanimidades son fórmulas infalibles para identificar al mal gestor. Apoyos a la búlgara reflejan desconocimiento, debilidad y dejadez en las funciones de dirección que se trasladan a niveles inferiores, en ocasiones a costa de los bolsillos de los contribuyentes y no pocas veces en detrimento de los pacientes.
Posturas de oposición globales se observan en decisiones manifiestamente equivocadas, afrontadas con soberbia en un entorno de desconfianza y manifiesta incapacidad para empatizar con los profesionales y sus representantes.
A medida que pasa la legislatura, en contra de lo que se preveía, los problemas aumentan, se van acentuando, agravando y cronificando. Los Centros de Atención Primaria acumulan déficits de mantenimiento continuos y la Cita Previa está sobrepasada. Centros de distintas gerencias como el Ambulatorio del Carmen, el Hospital Psiquiátrico, el Hospital Joan March y unidades básicas muestran, a diario, deficiencias en su mantenimiento y el deterioro de las instalaciones es manifiesto. Hasta han aumentado hasta las listas de espera quirúrgica y de pruebas diagnósticas, también las oficiales, siendo un objetivo presentado como prioritario y al que se han dedicado muchos recursos.
Se me escapan las razones. Sin embargo la realidad es tozuda. La administración sanitaria de un gobierno que tiene más de 1350 millones de euros/año de más a su disposición esta desdibujada y desnortada. El bochorno generado por los incentivos es un reflejo de una organización en franco declive. Incapaz de cumplir no ya sus funciones y que hasta las oportunidades las convierte en problemas.
En estas circunstancias, la cansina afirmación de la consejera de tener los mejores directivos del país, vista la realidad, es risible. Hasta los excelentes responsables de salud de alto nivel, que pueden trabajar con cualquier gobierno, están dispersos, confusos y arrastrados por una gestión impropia. En esta administración, los gestores y los profesionales hablan lenguajes distintos incluso cuando analizan actividad sanitaria medible numéricamente. Lógicamente, puestos a elegir me quedo con los profesionales.
Por olvidar, olvidan hasta una norma básica de educación; que quien mete la pata, tiene que pedir perdón. En este caso, las disculpas no van dirigidas a cambiar el pasado, sino destinadas a encauzar el futuro.
Protéjanse del calor amigos y recuperen energías. Buen finde.