Pascua de no Resurrección

Apareció el Mallorca de Sergi quien, fiel a su declaración de intenciones, armó un equipo resultadista al prescindir de los centrales y poblar el centro del campo para evitar la creatividad local. Lo logró porque el Zaragoza tuvo que recurrir al fútbol directo para sortear esta barrera, pero como contraprestación apenas se acercó con peligro a la portería defendida por Ratón y tuvo que ceder una vez más a balón parado después de que los locales hubieran gozado de la única ocasión de gol de toda la primera parte en la que Santamaría le ganó el mano a mano al goleador Angel, ese delantero centro que la dirección deportiva balear no ha encontrado desde el mes de agosto, de remate fácil e instinto asesino.

Los visitantes tuvieron el balón en su poder a lo largo y ancho de una reanudación que se jugó prácticamente en terreno aragonés. Lago Jr, escorado a la banda izquierda tras le entrada de Salomao a los sesenta minutos, gozó del único balón de gol que rondó la portería local, pero en un contragolpe Lanzarote, muy sobrado de técnica y necesitado de implicación y eficacia, perdonó la sentencia y el partido languideció con el público pidiendo la hora y apenas una docena de aficionados mallorquinistas esperando que no llegara.

No fue una victoria cómoda ni plácida para los hombres de Laínez, imprecisos y muy lentos, con pocas ideas y ninguna inspiración. Sus zagueros jugaron con fuego para sacar el balón desde atrás y solo a la ansiedad de los bermellones consiguieron salvar los puntos y los muebles, alejándose de un descenso que ahoga un poco más al Mallorca que se alejan un punto más de la permanencia con una jornada menos para invocar el milagro. Ahora la línea la marca el UCAM Murcia, con seis puntos por encima y el golaverage a su favor. Y es que atacar las posiciones enemigas sin artilleros ni pólvora se nos antoja tarea imposible.