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Pasarse doce pueblos

jueves 26 de febrero de 2015, 17:20h

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Como en el chiste del albañil lesbiano, mi amigo Tomeu creía que era manacorí, pero a partir de junio que viene, si las urnas no lo remedian –que ya les digo yo que lo remediarán- pasará a ser levantisco, levantero o como demonios se diga un ser humano nacido en el término municipal –todavía inexistente- de Llevant. Más complicado lo tiene mi otro amigo Tòfol, que siendo de un municipio a extinguir como Santanyí va a pasar a ser mitjorner, que en castellano es incluso más complicado: mediodiero. Los de Pla serán planers, o sea, llaneros –como el solitario-, los de Tramuntana Sud, sudtramontaners, los de Tramuntana Central, rizando el rizo, centretramuntaners o tramuntaners del mig, los del Raiguer, raiguerers, en castellano, falderos, pero de montaña, no se malpiensen.

A los de UPyD solo les ha faltado añadir Villarriba y Villabajo a su magnífica propuesta de eliminación de ayuntamientos mallorquines, según ellos, la panacea del ahorro.

Vayamos por partes. Creo que cualquier grupo político que pretenda acceder al poder –a excepción de PP y PSOE, que esos siguen dilapidando como siempre- debe hacer propuestas para la efectiva reducción del gasto público, más que nada porque estamos empeñados hasta las cejas y gran parte de lo que se recauda por impuestos tiene que destinarse a pagar los intereses de una deuda que, con austeridad y sin ella, no ha parado de crecer.

Pero, alma de cántaro, no empieces eliminando las administraciones más próximas, saneadas y comedidas, que son los ayuntamientos, al menos los pequeños, sino, en todo caso, impulsando prácticas y procedimientos para una mayor eficiencia económica en todos ellos. Reducir concejales que no cobran un céntimo no ahorra nada de nada (568 por cero, es cero) y merma sensiblemente la pluralidad en la representación local, al margen de sacrificar personalidad, tradición e historia de cada uno de los 53 municipios de Mallorca, algunos de ellos anteriores a la conquista.

Los de UPyD están histéricos porque, al igual que le pasa a Izquierda Unida con Podemos, un partido en alza les está robando la cartera electoral, sin tantas alharacas, ni ideas de bombero. Me refiero, claro, a Ciutadans/Ciudadanos. Ello ha obligado a los de las filas de la inefable Rosa Díez a recuperar viejas ideas que, por estrambóticas, creíamos todos que ya habían desterrado pero que, mira tú por donde, sirven para alcanzar tu minutito de gloria en los informativos y que los rotativos publiquen tu mapa del tesoro.

Boutades aparte, donde ciertamente hay que reducir gasto y duplicidad es en la administración e instituciones del Estado, artífice casi exclusivo del déficit en los años de contención, y también en determinadas comunidades autónomas en cuyo seno los fondos de formación han servido para cosas tan necesarias como pagar cucuruchos de camarones a capitostes sindicales o para hacer pruebas de acuñación de moneda falsa con los impuestos de los ciudadanos, entre otros muchos ejemplos de malgasto.

Háganse propuestas serias, como la de eliminar el Senado, que hoy por hoy para nada sirve, o la de reducir al mínimo indispensable el cupo de asesores de parlamentos y consejerías, en cuyo seno anidan mayormente enchufados del respectivo partido, sin más mérito que su carné.

Es una verdadera lástima que la personalidad y el personalismo de la líder de UPyD haya bloqueado la creación de un gran partido de centro reformista y comprometido en la regeneración democrática de nuestro país. Pienso que los votantes y muchos afiliados de esta formación son gente bienintencionada y con preparación. Por eso no entiendo como han podido hacer una propuesta tan absurda con la que, desde luego, se han pasado doce pueblos.
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