Hace ya unos años que vengo participando en la idea de desarrollar un parque de empresas TIC en Menorca. Echando la vista atrás me doy cuenta que he dedicado más tiempo al “cómo” del proceso que al “porqué” y al “qué” del Parc BIT. Seguramente porque visualizo claramente en mi cabeza los beneficios que puede traer a medio y largo plazo para nuestra economía. Y porque presupongo que se hará bien, aprendiendo de los aciertos y los errores de las experiencias cercanas como las de Palma de Mallorca o Inca.
Fruto de ello, no han sido pocas las veces en las que amigos y conocidos me han planteado y cuestionado si el Parc BIT de Menorca es o no una inversión socioeconómicamente interesante. Viendo que el tema se pone nuevamente de actualidad a la vista de nuevos comicios electorales, he pensado que estaría bien compartir mis razones por las que esta es una inversión conveniente para Menorca.
Lo hago más bien para argumentar que la considero la mejor inversión en la agenda pública menorquina de los últimos años, atendiendo a la relación coste-beneficio en términos de transformar nuestro modelo económico. Y no tanto para justificarme frente a aquellos que piensan que la defiendo “sí o sí”.
A éstos últimos les sugiero que planteen una inversión o actuación con fondos públicos donde la relación coste-beneficio sea mejor. A mí, salvo error u omisión, no se me ocurre más que el gasto en educación en nuestra isla. También les diría que intenten no centrarse exclusivamente en el edificio y su coste (el conteniente) ya que el coste que realmente debería importarnos es el del posterior funcionamiento del proyecto (el contenido).
Parece obvio que cuanto menor sea el coste, mejor relación coste-beneficio tendrá esta actuación. A esto se le llama ‘austeridad’ hace unos años, pero siempre se la había llamado ‘sentido común’.
Lo que no veo tan claro es que si obviamos en el debate a los beneficios y costes de funcionamiento del Parc BIT… no acaben vendiéndonos ‘gato por liebre’: es decir, un buen edificio hueco de contenido para explotar las oportunidades para nuestra economía. Sin financiar después su funcionamiento como se está haciendo durante años ya en Palma o en Inca. Porque no se trata tanto de “hacer por hacer”, sino de hacer lo conveniente y hacerlo bien.
Pienso que aquí es pertinente aprovechar para expresar las oportunidades que veo tras el proyecto: Apuesta por el talento. He visto en demasiadas ocasiones a jóvenes de Menorca optando por salir o quedarse fuera de nuestro mercado laboral local. Seguro que estamos de acuerdo que debemos dar respuesta al reto del paro, y más aún al del paro juvenil. Invertir en una educación fuerte sin dar a nuestros jóvenes opción a crear o encontrar empresas con puestos cualificados… es cruel. O frustante si ustedes prefieren.
El Parc BIT en Menorca es una de esas respuestas (una más) que sugieren puestos de trabajo basados en buenos salarios a cambio de competencias y conocimientos especializados. Una puerta a la esperanza laboral de los profesionales del futuro en Menorca, vamos.
La evolución en la creación de empresas en Menorca es preocupante. Por el deterioro (destrucción de oferta empresarial y cambio generacional con apenas aprovechamiento del knowhow acumulado a lo largo del tiempo) y porque el nacimiento de nuevas inciden en sectores cada vez más maduros tendentes a competir en precios más que en la generación de valor añadido. La “guerra” se centra cada vez en el menor de los mercados (Menorca) y entorno a un número cada vez mayor de empresas. Necesitamos pues nuevas empresas centradas en sectores nuevos.
Apuesta por la diversificación económica. Sin renunciar a la bendición que supone tener un sector como el turístico que tira de nuestra economía. Sin caer en el falso debate de estar a favor o en contra del turismo (porque sólo se puede estar a favor de los único que aguanta ahora la ocupación). Es necesario trabajar por ‘equilibrar’ la balanza en favor de sectores que aguantan mejor la embestida de una única apuesta. En Menorca queda aún mucho por hacer
en la línea de alinear el destino, las actividades, la oferta, la información o la promoción en favor del turismo. Pero ello no es incompatible por apostar a la vez por un sector primario e industrial cada vez más internacionalizado, basado en la calidad, el diseño y la promoción profesional de sus productos.
Todo y con ello, el Parc BIT aporta algo nuevo. La estructuración y desarrollo de un sector basado en la creación de puestos de trabajo nuevos. Que seguramente han de competir en el mercado grande (el mundo) para pervivir. Y que en muchos casos pueden aprovechar el knowhow de sectores maduros ya presentes en Menorca como el turismo, la industria o el sector primario… para exportar sus soluciones fuera de nuestras costas.
Apuesta por el conocimiento. Un tipo de empresas las del Parc BIT que puede que no tengan un ratio de trabajadores por empresa muy alto (eso pensaban también de ilustres ejemplos como HABITISSIMO en el Parc BIT de Mallorca, y la última vez que les visité se acercaban al centenar de trabajadores). Pero son puestos de trabajo diferentes. Cualificados. Trabajadores del conocimiento (en la terminología anglosajona).
Trabajan con un factor que no tiene ni costes de insularidad, tales como el coste de transferirlo o transportarlo. Que no se basa en el consumo de bienes raíces. No amortizan el medio ambiente. Al revés. Conviven con él y con la tranquilidad de nuestra isla que ya apunta como un lugar privilegiado para la creación de contenidos o empresas (léase Menorca Millenials o los Talleres Islados).
Mientras otros lugares del mundo tienen recorrido en la competencia a reducidos costes laborales o de las materias primas, nuestra apuesta debe ser por diferenciarnos en intangibles como el conocimiento, la creatividad, el diseño, la cultura... Una apuesta decidida por las empresas del sector cuaternario (información) y quinario (cultura, educación, arte, entretenimiento, sanidad...).
Apuesta por la productividad. El ecosistema de creación y desarrollo del Parc BIT puede tener no sólo un efecto beneficioso directamente relacionado con el fomento de una empresa diferente. Tiene además lo que los economistas llamamos como externalidades positivas. Alrededor de este tipo de empresas puede desarrollarse y estructurarse un sector de empresas de servicios profesionales más fuerte y potente: marketing, gestión, finanzas, internacionalización, diseño, desarrollo de modelos de negocio, e-commerce, etc… Es decir, desarrollar el sector terciario en una línea diferente y complementaria a la del sector turístico. Pero además el resto de sectores puede ‘sinergiar’ con estas nuevas empresas. Las empresas TIC pueden ofrecer palancas de productividad a las empresas no TIC, y estas últimas se pueden aprovechar ofreciendo su knowhow tradicional para desarrollar productos como software o servicios basados en el conocimiento (gestionando el BIG DATA, por ejemplo). En este sentido veo el Parc BIT como una oportunidad de acelerar la productividad de todas las empresas de Menorca.
Algunos vemos el proceso de digitalización de la empresa y los sectores económicos como algo inexorable. O te preparas, o al final vas a tener que adaptarte a la fuerza. A nivel de economía local: o sembramos e invertimos en empresas digitales o digitalizadas, o tendremos que acabar comprando estos servicios fuera.
Tenemos algunos notables ejemplos que han apostado ya en Menorca por esta línea, y están recogiendo ya sus frutos. ¿Por qué no convertirlo en una estrategia insular más que en un esfuerzo que hagan unos pocos?
Joan R. Sánchez Tuomala
Economista y consultor de empresas