Paradojas

El actual escenario político está ahondando en la división de la sociedad civil entre los que defienden un sistema basado en las libertades y los que apuestan por la coacción y la imposición a través de la intervención de las estructuras del Estado, en nuestro caso Estado-Autonomía, en la esfera privada.

En aquellos territorios con presencia de lenguas regionales esta división se articula con mayor claridad entorno a los modelos a seguir en las llamadas “políticas lingüísticas” cuya filosofía se traslada a la política general.

La Fundación Círculo Balear, a diferencia de lo que repiten sus adversarios, no defiende lo contrario de lo que defiende la Obra Cultural Balear. Los reduccionistas dicen: “La Obra Cultural defiende el catalán. El Círculo el castellano”. No: El Círculo Balear defiende la libertad. Creemos que el Estado está para proteger las libertades, en este caso lingüísticas, de los ciudadanos, expresadas en la Constitución en su artículo 14 que prohíbe la discriminación por razones de lengua. En el fondo, lo que oculta el catalanismo en sus ataques a los defendemos estas posiciones es la existencia de un doble modelo, de sociedad y de Estado.

1.- El de la libertad, el del bilingüismo bien entendido en el sentido, no de cuotas del 50%, ni de proteger lenguas minoritarias ante lenguas hegemónicas, sino el bilingüismo como tradicionalmente lo hemos entendido aquí, sin coacciones, sin imposiciones, para que cada cual utilice la lengua en la que mejor se exprese, sin óbice para que pueda aprender la otra al no percibirla como “contraria” y no producirle rechazo. Este modelo, el de la libertad, es el que no confronta el mallorquín con una lengua universal, el español, del que nos sentimos muy orgullosos además de representar un activo de primer orden en una sociedad abierta y un mundo globalizado

2.- El otro modelo, el de los catalanistas, es el de la coacción de la administración, el de tratar de transformar el mundo, crear nacioncillas, a través de lenguas y culturas inventadas, contra el deseo de la sociedad. Es un modelo contra la nación de ciudadanos libres e iguales. No son bilingüistas, son monolingüistas, que quieren desterrar el español de la vida oficial. Todos sus esfuerzos deben contrarrestar la hegemonía del español en la calle y la sustitución del mallorquín, del balear, por el catalán. Travestir la cultura autóctona, la balear, por la catalana, que nos venden como “propia”. No lo están consiguiendo. Están provocando un efecto indeseable: El rechazo del catalán.

Resulta curioso que aquellos que abogan abiertamente por el secesionismo político, los rupturistas que tienen todas las simpatías de los actuales gobernantes de Baleares encabezados por el PSIB-PSOE, nos acusen de “secesionistas lingüísticos” como un crimen de lesa humanidad. Increíble. Ni nosotros somos secesionistas de nada, y menos lingüísticos, porque balear y catalán siempre han sido lenguas distintas. Y, en cambio, ellos sí que son unionistas, en cuestión lingüística y política porque los nacionalistas autóctonos no lo son de aquí sino de Cataluña. No son separatistas sino anexionistas a aquellos que pretenden romper y separar lo que siempre ha estado unido: la nación. Qué paradoja.

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