Una de las primeras decisiones de Maheta Molango tras hacerse cargo del máximo puesto ejecutivo del Real Mallorca SAD fue poner a cinco ojeadores a las órdenes no de Miguel Angel Nadal, a la sazón director deportivo sin cartera, como algunos ministros de Franco, sino de Gabriel Vidal, bajo cuya tutela se pusieron manos a la obra Igor Aranalde, Cándido Cardoso, Georges Santos, Gerardo Fuentes, Manolo Molina y, parcialmente, el “embajador” Iván Campo. En el acto de presentación de tan nutrido grupo, el consejero delegado recordó que “hay que hacer en seis meses el trabajo de todo un año”. Pues bien, si el fruto de esa infausta labor es, de momento, traer a un defensa central gratis, un centrocampista cedido y a otro zaguero con la carta de libertad, menudas alforjas para tan corto viaje.
Estos últimos años el presupuesto de gastos del club se ha visto lastrado por una partida de más ciento cincuenta mil euros facturados por el cesante o dimitido. Desconozco el montante total de las cantidades a percibir por la media docena de observadores al servicio del club, pero a la vista de los acontecimientos, han visto poco o casi nada o será que han mirado mal. ¡Vamos, digo yo!. Bueno, de hecho hay quien asegura que jamás se le ha requerido un solo informe, de lo que cabe deducir que alguien de la cúpula se considera suficientemente informado y al día de todo.
Quedan quince días para el inicio de la pretemporada, tiempo suficiente para que estos cabelleros aún nos sorprendan con algún descubrimiento o un fichaje estelar porque, la verdad, no advertimos la menor genialidad y si la cuarta incorporación es la del portero que, con Raíllo, ha descendido a Segunda en defensa de la meta de la Ponferradina, ¡apaga y vámonos!.
El ojeador que los ojee, buen ojeador será.
