Hoy es uno de esos días que sientes que te ha tocado la lotería al tener que escribir la columna de mañana el mismo día en que por fin Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han hecho las paces y un poco más y hacen el amor. Atrás han quedado tantos desplantes y tantos feos, tantos reproches y tanta inquina. No han pasado ni 48 horas desde que se supieron los resultados electorales que el PSOE y Podemos ya han firmado un acuerdo de gobernabilidad sin ningún tipo de permanencia. La verdad es que hacernos repetir elecciones para luego entregarse los unos a los otros con una pasión y un fervor exacerbado ha sido algo inesperado y sorprendente.
Al ver la reacción de la derecha, la post derecha y la ultraderecha no puedo dejar de sentir que este acuerdo tiene más de positivo que de negativo. Se han desatado los dobermans mediáticos y políticos. Si nos dejásemos llevar por los abascales, arrimadas y casados varios en dos días estaríamos peor que en Bolivia donde según ellos no hay golpe de estado si no que se ha invitado cordialmente a Evo Morales a dimitir y ya de paso exiliarse. ¡Que asco de doble rasero el de los liberales! Nos esperan unos años (ya veremos cuántos) de sufrir a una oposición rabiosa, muy poco patriota, a la que España le importa un pimiento y cuyo único objetivo es servir a los amos que les patrocinan, lease IBEX35, Casa Real o Santa Iglesia Católica.
El auge de la ultra derecha ha obligado a socialistas y a podemitas a entenderse. Ni ellos ni la España progresista podían permitirse unas terceras elecciones. Ya hemos avanzado mucho más que en las elecciones de abril pero no nos engañemos porque Sánchez e Iglesias van a necesitar el apoyo de unos cuantos diputados más. Es hora de que los socialistas se olviden del 155 y se abran otra vez a los nacionalistas vascos y catalanes que han apoyado a distintos gobiernos desde 1993 gracias a los cuales España ha avanzado hasta hoy. Es hora de los valientes y no de los cobardes que se esconden detrás de la bandera española para tapar sus peores vergüenzas. Contra el auge de la derecha hace falta mucha generosidad y valentía con la España plurinacional, plurilingüística y multicultural. ¡¡Es ahora o nunca!!