A pesar del escepticismo, de las calificaciones de trampa, de los análisis que indicaban que era más de lo mismo, el anuncio del alto del fuego que hizo ETA en primavera del año pasado creo que fue positivo porque no provenía de ninguna negociación, porque había ya mediadores internacionales, porque sirvió para demostrar que la banda terrorista estaba cambiando de actitud, aunque era evidente que era una actitud instrumental para conseguir que sus correligionarios y grupos políticos de apoyos pudieran presentarse a las elecciones municipales. Porque es bueno que durante estos meses ETA no haya matado en España aunque ha continuado con las extorsiones. El comunicado de ahora va un poco más allá puesto que afecta a toda la actividad terrorista y de chantaje, es alto el fuego permanente y admite la verificación internacional. Que se abra una etapa de paz no es desdeñable. Dicho esto, el comunicado de ETA es un insulto. Pone condiciones a las Cortes, a la política nacional, exige la no injerencia, intenta esquivar la Constitución y reivindica la soberanía del pueblo de Euskadi para tomar decisiones y acceder a la independencia. O sea, un acto de soberbia, prepotencia, intolerancia, insumisión y chulería de una banda de asesinos y chantajistas que deberían pedir perdón cada día después de entregar las armas sin condiciones. Como no van a conseguir nada, como sus gentes no van a poder presentarse a las elecciones, como los instrumentos de la violencia y del alto el fuego, del palo y la zanahoria, ya no engañan a nadie, como nadie se fía, su fin está ahí, en entregar lar armas e intentar salvar los muebles de los presos sin delitos de sangre. Nada más. El fin está más cerca.
