La convocatoria desprendía un innegable tufo electoralista. El president Antich llamaba a las mayores empresas del Archipiélago para hacerse la foto todos juntos, todos unidos, gobierno y empresarios, de la mano, contra el paro. Como ejemplo, Zapatero, que se ha revelado un gran especialista en este arte. Pero en la cita de este viernes en el Consolat no estuvo presente ninguno de los representantes del poder económico balear. Ni siquiera los segundos espadas de los Escarrer, Fluxá, Barceló o Riu. Ni tan sólo los secretarios generales de los dos sindicatos mayoritarios en las Islas. Prohibidas las inauguraciones y retirada por la Junta Electoral la página web de autobombo del Govern, la pobre creatividad de Antich no dio de sí más que para ocurrírsele imitar al mago de los golpes de efectos mediáticos, Zapatero, capaz de salir de una reunión con empresarios como el triunfador, respaldado en apariencia entre los más poderosos del país. Ninguno de los grandes hoteleros isleños cayó en la trampa. Sus relaciones con el Govern de Antich en esta legislatura han estado en las antípodas de cómo fueron entre 1999 y 2003. Pero si por algo se caracterizan los Barceló, Fluxá y Escarrer no es por chuparse el dedo, y se percataron rápidamente de qué iba el asunto. El acuerdo firmado para aumentar el empleo en la Comunidad no supone un gran cambio en cuanto al número de contrataciones en el sector turístico durante la temporada alta estival. Sí representaba una ocasión idónea para dar un pasito en deshacerse del estigma del paro, para demostrar que realmente se hace cuanto no se ha hecho en 4 años. Hace justo un mes Rajoy aterrizaba en Palma, y al gran Hotel, en un acto discreto, acudieron tanto los citados hoteleros como los propietarios de las cadenas medianas, e incluso el secretario general de UGT, Lorenzo Bravo. No hubo en aquella cita ningún interés especial en aprovecharse del poder económico y sindical en beneficio electoral propio. Los desplantes a Antich han batido el record de velocidad, ya que ni han esperado a que se marche para ignorarlo. Retratarse a su lado cotiza tan alto como junto a la pintura de Maria Antonia Munar, que por cierto revela las expectativas reales del socialismo: Armegol le deja ese marrón A Maria Salom, o a su temido Jaume Font.
