Vaya fin de semana. El sábado noche con el agua al cuello en lo deportivo (o lo que sea) y la noche del domingo con el alma en un vilo en lo político. Todo es nuevo este lunes y en fútbol la Liga empieza hoy. Aunque te lo pida el cuerpo, probablemente no se pueda calificar de fracaso la clasificación del Mallorca, cuarto por la cola, a un punto del descenso. Quizá ha quedado en la retina y en el ánimo del aficionado la sensación de decepción, fiasco, frustración. Un chasco del que no se escapa ni el utillero. Resulta curioso que el club saldara las deudas con los jugadores el día anterior al partido contra el Atlético. Si el ridículo contra el Almería y otros anteriores tiene relación de causa efecto con la situación económica, algo ha hecho mal el consejo de administración, que debería haber solucionado el problema económico. Si por deudas de la temporada anterior los jugadores han dejado de competir, algo han hecho mal los futbolistas, que si es así confirman que son más mercenarios que profesionales comprometidos con un proyecto. Mira lo que han hecho los del Rayo Vallecano. Hoy empieza el nuevo Mallorca. Como se ha demostrado que nadie es imprescindible, ni siquiera necesario, que la directiva se plantee seriamente cuáles son sus poderes, sus posibilidades, y ajuste el nuevo equipo al presupuesto real. Y los jugadores, o aceptan la nuevas condiciones o se buscan la vida. Si un proyecto razonable y sostenible tarda en consolidarse un par de temporadas, no pasa nada. Ya está bien de no saber si se le puede exigir al jugador porque no cobra. Ya está bien de estar al borde del infarto hasta el último minuto. Conviene hacer limpieza para que entren los nuevos protagonistas porque la Liga empieza hoy.
