El panorama sanitario está cada día peor y sólo Cataluña, que no tiene unas elecciones en ciernes, se ha atrevido a tomar medidas que en otras comunidades hubiesen provocado una huelga general en la sanidad y que no estoy muy seguro de que no provoquen una contestación por parte de la ciudadanía y los profesionales catalanes. A la vista de la situación, de las diferencias abismales entre autonomías, de la brecha tan profunda entre los servicios autonómicos de salud, de la disparidad de criterios entre consejeros de Salud, de la existencia de 17 calendarios de vacunación, de 17 formas de gestionar, de 17 formas de atender y de 17 formas de discriminar, ¿no sería mejor devolver las competencias sanitarias? Y es que, una vez en manos del Gobierno, nadie debería nada a nadie, las medidas serían iguales para todos, la asistencia también y la distribución mucho más equitativa. Nos ahorraríamos 17 consejeros con toda su corte y la homogeneización sería un hecho. La sanidad está en la ruina, por lo que o esto se arregla o no nos quedará otra que hacernos un seguro privado, a costa de cualquier otra cosa.
