Jesús Cacho, con su destitución de elconfidencial.com, se une al club de directores despedidos por el enfrentamiento con su editor, tras colocar al medio en el que trabajaban en una posición de referencia, con gran éxito de lectores gracias a su probada independencia de los poderes fácticos. Pedrojota fue cesado en 1989 de la dirección de Diario 16, lo mismo que ocurrió en 1997 con Luis María Anson y ABC, después de el trabajo de ambos llevase a sus cabeceras a situarse como el inmediato perseguidor de El País, que hasta la irrupción de Público tenía el monopolio como diario de la izquierda. La salida de ambos periodistas supuso una hemorragia muy dolorosa para sus antiguos medios, pues en los dos casos, justo a los pocos meses de sus destituciones, consiguieron crear sendos periódicos, literalmente en la acera de enfrente de los diarios que acababan de abandonar. Diario 16 se vio abocado a la desaparición por la consolidación de El Mundo, mientras que desde la salida de Anson, y salvo bajo el polémico mandato de Zarzalejos, el ABC ha sufrido un vaivén de directores, desde Ignacio Camacho al actual Bieito Rubido, con Javier Expósito como puente entre ellos. Sin embargo, existen algunas diferencias entre la marcha de Cacho y las de Anson y Pedrojota, pues en el caso del palentino, fue él mismo quien fundó el medio, aunque también es cierto que a sus 67 años tiene más complicada la creación de un nuevo digital, pese a que su estructura sea menos costosa que la de un periódico de papel. En cualquier caso, el cese de Cacho ha traído consigo un alud de muestras de apoyo para el ya ex director de elconfidencial.com, de las que ha llamado la atención las procedentes de sus más directos competidores, que han alabado unánimemente las bondades del periodista palentino, puede que también pretendiendo tentarle. Aunque de la misma forma le han respaldado multitud de internautas anónimos, a un profesional que ha sido capaz de concebir un medio de absoluta referencia en la red, entre otras cosas por sus crónicas de la farándula económica y política, y por su concepción de que el periodismo no debe ser un anexo publicista de los políticos.