Mariano Barbacid se va. Cuando por fin está a punto de dar con un tratamiento para el cáncer de pulmón, resulta que se ha quedado sin financiación, y, como nuestro “Estado del bienestar” es como el perro del hortelano y no le permite utilizar fondos privados para su investigación, -que, por otra parte, no le costaría ni un duro al erario público-, ha decidido irse con los trastos a otro sitio en el que le dejen trabajar en paz. Ahora le están buscando sustituto, como si pudiéramos dar dos patadas a ver cuantos investigadores salen. Si fuera un político, seguro que habría fondos reservados o alguna chapuza legal que ofrecerle, pero como en lugar de pastelear, trabaja, le dejamos escapar. Bildu llega. Estaba segura de que iba a llegar, de que toda esta parafernalia era una maniobra del Gobierno para lavarse las manos, sobre todo desde que oí a su portavoz decir que los tribunales iban a decidir “en derecho”, en lugar de decir “en justicia”. Han mareado lo suficiente la perdiz, pasándose la patata caliente los unos a los otros, hasta concluir lo que ya sabíamos todos, que no hay impedimento legal para que se presenten a las elecciones, aunque sea una verdadera aberración desde el punto de vista moral, y se hayan pasado por el forro los informes de la Policía y la opinión del 95% de los españoles, que total, sólo estamos para pagar. Por eso se necesitaba una decisión política que hiciera una excepción a unas leyes absurdas, pero nadie se atreve a mojarse. Pues bien, si no se quieren mojar, que no gobiernen. Prefiero no saber qué habrá detrás de semejante decisión, pero cada hipótesis que se me ocurre es más escalofriante que la anterior. Una vez más, lo jurídicamente correcto es una injusticia y los fondos que se podrían invertir en evitar la fuga de Mariano Barbacid, se los va a gastar Bildu en campaña electoral. Eso debe ser lo que ellos llaman “racionalizar los recursos”. Eso sí, todo estrictamente legal y pavorosamente vergonzoso e injusto. (*) Médico de Urgencias.
