Se constata diariamente como el enfrentamiento entre el mandamás pobler y el técnico danés no solo no tiene visos de atenuarse sino que se recrudece a la espera de la decisión de la grada en los próximos encuentros. Claramente entre la afición existen dos bandos antagónicos, es significativo que las peñas que hasta la fecha han seguido sin rechistar los dictados de la propiedad ahora hagan mutis por el foro, lo que revela que la unanimidad brilla por su ausencia. En este combate a pecho descubierto no puede olvidarse que sería demoledor conocer la posición de un accionista-propietario que nada más y nada menos se llama Rafa Nadal. Si su opinión fuese la de respaldar al técnico danés es claro que el tsunami que se causaría en la planta noble de Son Moix sería absolutamente demoledor y significaría la defunción del proyecto del pobler, en cambio si su postura es la de respaldar al máximo ejecutivo deportivo en contra de Laudrup la repercusión mediática internacional recogiendo el enfrentamiento entre dos iconos del deporte mundial, uno como empresario y el otro como profesional, alcanzaría niveles insospechados. Quizás la postura más sensata sería la de que Rafa lanzase un mensaje exhortando a la reconciliación y buena armonía, en este caso mal ayuda a Serra, quien en esta batalla quiere vencer por goleada. Sin duda ante este panorama lo mejor es que a nadie se le ocurra preguntar al tenista y evitar sustos innecesarios.
