La estadística negra de muertes en carreteras españolas ha vuelto este fin de semana a números de antes del carnet por puntos, de cuando empezaron los primeros controles de alcoholemia. Probablemente vuelva el debate sobre los límites de velocidad. Es cierto que hay más vehículos en circulación, que ha coincido el fin de semana con grandes movimientos de población por las vacaciones, pero también es cierto que nunca ha habido tanta información como ahora, tantas campañas de Tráfico, tantos mensajes para trasladar a conductores que una conducción irresponsable puede acabar en tragedia. Hubo un responsable de Tráfico que se le ocurrió decir un día públicamente que más del 80 por ciento de los accidentes eran atribuibles a los conductores. El estado del vehículo, de las carreteras, obras, señalizaciones y el tiempo meteorológico no eran relevantes a efectos estadísticos. Se le echaron encima políticos y asociaciones de automovilistas. También hubo expertos que volvieron a repetir que el estado del coche es responsabilidad del dueño, que las obras están señalizadas, que las señales de velocidad son de máximos, que el tiempo es otro factor de adecuación. O sea, eso de adecuar la conducción a las condiciones mecánicas, a las externas, incluso al estado de seguridad y ánimo del conductor. O sea, que el criticado responsable de Tráfico tenía mucha razón. Ha coincidido el aumento de accidentes con el aumento del límite de velocidad, pero hay que recordar que la mayoría de incidentes no se producen en autovía y autopistas, que se producen en carreteras secundarias, que hay muchos jóvenes implicados, que lo de las motos empieza a ser muy preocupante. El pasado fin de semana se juntó el exceso de velocidad con la salida de vía para ir sumando muertos. Se podrá volver a bajar el límite en autovías y autopistas, se podría intentar reducir los límites en nacionales, autonómicas y secundarias, señalizar mejor los tramos peligrosos, exigir que se reparen defecto en las calzadas y se eliminen puntos negros, endurecer los controles de ITV… Todo eso puede estar bien, pero si el conductor no sale a la carretera, no con miedo, sí con la convicción de que puede morir o matar, la estadística seguirá subiendo en negro. Es cuestión de cabeza.