A la alcaldesa le ha entrado de repente una convulsa pasión por el turismo. Aina Calvo no ha hecho nada por nuestra única industria en sus cuatro años de legislatura. Toda la familia turística sin excepción así lo reconoce. Han sido cuatro años perdidos en los que Palma ha vivido a espaldas del Sector. Hasta el punto que la que fuera su responsable de Turismo acabó dimitiendo. Cero, pero cero patatero en esta materia. Joana María Borrás se fue porque no tenía presupuesto y tampoco el soporte de la batlessa. Una política que encima acabó vengándose de su compañera: según El Mundo de Baleares, le redujo el finiquito y la cotización a la Seguridad Social. Pero de pronto a Calvo le ha entrado un furor inusitado por el turismo. Ya es casualidad que éste haya surgido cuando los populares aspiran a convertir Palma en una ciudad eminentemente turística. El PP se ha fijado como modelo el implantado por Barcelona y que también va a poner en marcha el mismo partido en Málaga a través de una Fundación. Calvo no quiere ser menos y ha echado mano del por unos días brazo derecho de la consellera Barceló, antes asesor de Nájera en la Playa de Palma y siempre en esta legislatura persona de confianza de Antich en asuntos turísticos. Munar se ha entregado en cuerpo y alma a Calvo y coordina el road show de la alcaldesa con los grandes y los dirigentes turísticos. Es el muñidor de su campaña y el puente con algunos de los que son alguien en el mundo del turismo mallorquín. Calvo ya ha mantenido reuniones con notables, ejerciendo Munar de introductor de embajadores. A todos les ha transmitido su apuesta por el sector turístico en caso de gobernar. Lo que pasa es que lo que le dice a unos no se lo comenta necesariamente a otros. Por ejemplo, el asunto del Palacio de Congresos, donde Calvo y su partido juegan dos barajas con los dos más grandes empresarios turísticos de esta tierra. Es el doble juego socialista y el esperpéntico príncipe de la ética. Demasiado tardía esta pasión por el turismo. Por mucho caso que le presten sus interlocutores y que no es fruto más que de los intereses que hay de por medio. Esta alcaldesa se vende muy bien, pero su único mérito en estos cuatro años ha sido el carril bici. O sea, el caos en las avenidas. A buenas horas mangas verdes, batlessa.