La dimisión del consejero delegado y fundador de Air Berlin ha sido acogida con lógica preocupación en el sector turístico balear. El ‘hub’ mallorquín de la alemana arrastra gran parte de la actividad diaria en Son Sant Joan y lo mantiene en permanente conexión con mercados vitales. No es ni mucho menos la única aerolínea del aeropuerto de Palma, pero a ciertas horas del día es habitual que la actividad en las terminales se interrumpa en una especie de hiato mientras uno a uno van despegando en larga sucesión todos los “airberlines”. La empresa siempre ha reiterado su compromiso con la isla e incluso ahora, al trascender las pérdidas semestrales que han desembocado en la renuncia de Hunold, no ha tardado en garantizar que mantiene su apuesta por Son Sant Joan. No hay que ocultar que sería una mala noticia que suprimiera rutas en invierno desde Palma por motivos económicos, lo que dejaría aún más al descubierto nuestra falta de competitividad en temporada baja. En todo caso, hay que valorar el gesto de la alemana apostando por su continuidad en Baleares en un momento de tanta contrariedad y cuando no es infrecuente que las aerolíneas se esfumen de las regiones dejando una larga estela de incumplimientos y desencuentros. Más bien es lo habitual.
