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La odisea de devolver los créditos ICO
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La odisea de devolver los créditos ICO

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 07 de mayo de 2022, 16:08h

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Llega la hora de devolver el dinero. Al inicio de la pandemia, el Gobierno aprobó una serie de líneas de avales ICO, por un importe global de 140.000 millones de euros, para ayudar a que empresas y autónomos pudieran obtener financiación directa de las entidades bancarias. Tras las diversas carencias posteriores, muchas de las empresas que consiguieron aquellos créditos deben empezar ahora a devolver el dinero que los bancos les prestaron. La actividad de un buen número de negocios se va recuperando, pero hacer frente a estas devoluciones es para muchos un problema.

En los medios de comunicación suele emplearse el término 'créditos ICO' para referirse al producto que el Instituto de Crédito Oficial puso en marcha tras el inicio de la pandemia. Sin embargo, los créditos ICO ya existían antes de la aparición del coronavirus, mientras que el novedoso producto que se ideó entonces, denominado técnicamente 'líneas de avales ICO Covid-19', fue creado ex profeso por parte del Gobierno central. La diferencia esencial entre un crédito ICO y una línea de aval ICO radica en que en el primer caso el ICO diseña las condiciones del préstamo y aporta los fondos, mientras que en el segundo caso la financiación la otorgan los bancos, que al mismo tiempo solicitan el aval del ICO.

En cualquier caso, cabe recordar que ni los créditos ICO ni las líneas de avales ICO se consideran ayudas directas, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) o con las prestaciones económicas, que sí son consideradas de ese modo. En el caso de las pymes y los autónomos que en 2020 solicitaron un crédito a los bancos con el aval del ICO, en un primer momento se acordó un periodo de carencia —aplazamiento del pago de las cuotas— de doce meses, que se amplió con otros doce meses de prórroga. A partir de ahí, la realidad con la que se encuentran hoy miles de empresas es que ahora deben comenzar a retornar el dinero que entonces recibieron.

"Cuando los comerciantes pidieron esos créditos, lo hicieron un poco sin saber qué pasaría en los meses siguientes, porque evidentemente en aquel momento aún no sabíamos el tiempo que duraría la pandemia", explica a mallorcadiario.com el presidente de Afedeco, Toni Gayà, quien recuerda que el sector venía ya de una situación "muy complicada", derivada de las crisis financiera de 2008. "La pandemia nos acabó de destrozar", lamenta. "Es evidente que las cosas no están ahora como para comenzar a pagar aquellos créditos, por lo que a principios de este año propusimos a las instituciones que solicitasen una moratoria de al menos un año más", confirma a continuación.

Gayà recalca también que muchos de esos créditos específicos se han empleado para pagar impuestos. "Pese a no tener apenas ingresos, hemos tenido que pagar toda una serie de impuestos durante la pandemia, por lo que mucha gente ha utilizado los citados créditos precisamente para eso", explica. Asimismo, indica que los créditos avalados por el ICO "llegaron en un momento en que eran imprescindibles", ya que hace dos años "no había aún ninguna otra medida para poder salir adelante". Con posterioridad, llegarían algunas ayudas institucionales directas, "pero durante muchos meses no había nada más, por lo que lo único a lo que te podías agarrar era a esos créditos".

UNA TÍMIDA RECUPERACIÓN

"Debemos agradecer a las entidades bancarias que nos concedieran esos créditos, porque eran momentos críticos", prosigue el presidente de Afedeco. A su juicio, uno de los mayores problemas con que se encuentran en la actualidad las pymes es que dichos créditos fueron hechos "por necesidad" y se suscribieron "aceptando cualquier condición" previa. "Todos los sectores estábamos tan desesperados, desde el comercio hasta la restauración, que aceptábamos lo que nos ponían delante", afirma con convencimiento, para apostillar: "No había otra salida".

Precisamente, uno de los sectores inicialmente más afectados por la pandemia fue el de las tiendas de ropa. Hace dos años, dichas tiendas tenían en su interior todo el género que habían comprado poco antes, que en aquel momento no podían vender. Esos comercios "apenas recibieron ayudas o las que recibieron fueron mayoritariamente muy poco significativas". Esa circunstancia motivó la quiebra y el cierre posterior de muchas tiendas de ropa, "porque les era imposible aguantar más". Las que han podido sobrevivir lo han hecho "gracias a los créditos ICO". Gayà reconoce que "es verdad que el comercio empieza a tener ahora un poco más de movimiento que hace unos meses, pero también es cierto que los frutos de esa tímida reactivación se destinan hoy casi en exclusiva a pagar los distintos créditos".

"Además, ahora mismo estamos en un momento complicadísimo, porque nadie sabe qué pasará en las próximas semanas", continúa el presidente de Afedeco, para especificar: "Antes podías hacer previsiones a tres meses, seis meses o un año vista, pero desde la aparición del coronavirus ya no es posible hacer previsiones a medio plazo, sólo podemos hacerlas a muy corto plazo". En esta tesitura, Gayà espera que no haya repuntes importantes de la pandemia en los próximos meses. "Hoy por hoy, nadie nos puede asegurar que las cosas vayan a ir razonablemente bien a partir de ahora", concluye.

En una línea argumentativa parecida se pronuncia el presidente de Pimeco, Toni Fuster. "Nosotros esperábamos este año una importante recuperación del turismo, cosa que estaba empezando ya a suceder, pero no contábamos con la grave situación energética actual, tanto a nivel de combustible como de electricidad", explica a este digital. Fuster añade que "los precios de la electricidad se han disparado de una manera brutal, algo que afecta muchísimo al comercio, porque tenemos las luces encendidas las veinticuatro horas del día". Por otro lado, considera que el inicio de la recuperación no se estaría produciendo por igual en todos los sectores.

PERSPECTIVAS INMEDIATAS

"Se ven turistas en las calles, pero también es verdad que el sector de la restauración se ha empezado a recuperar mucho más rápido que el del pequeño comercio", puntualiza Fuster. En su opinión, al pequeño comercio le cuesta más reactivarse económicamente, en el sentido de que "se nota que la gente tiene menos dinero para hacer según qué tipo de gastos". Así, "parece que ahora se prioriza más una cerveza, salir a comer o a cenar, que comprarse un jersey, unos pantalones o unos zapatos". El sector de la moda y los complementos sería, por tanto, el sector al que "le cuesta más recuperarse".

Sea como sea, además de la necesidad de contar con la presencia creciente de turistas y visitantes, "también es necesario que la situación económica y la situación psicológica sean buenas, porque cuando es así, la gente gasta". De momento, a la dilatada crisis suscitada por la pandemia hay que añadir ahora la incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania. "Todo el mundo está hoy con la angustia de saber qué pasará o qué no pasará mañana", destaca el presidente de Pimeco, quien asimismo considera que los europeos "no estábamos preparados para esto".

Por todo ello, para Fuster sería "muy bueno" poder aplazar un año más el pago de los créditos solicitados en 2020, "a la espera de ver cómo nos irá este 2022 y de si continuará la recuperación que ya se empezaba a notar, que es algo que todos esperamos". Un posible año más de aplazamiento para empezar a amortizar los créditos "ayudaría a muchísimas familias a evitar situaciones económicas difíciles, como por ejemplo verse obligadas a tener que cerrar sus propios negocios, que es algo que nunca queremos".

Ese deseo de una nueva prórroga de un año fue expresado también recientemente por el presidente de Pimem, Jordi Mora. "Desde nuestra patronal hemos pedido doce meses más de carencia para aquellas empresas que lo necesiten, y nos consta que son muchas", prosigue. Entre dichas empresas se encontrarían no sólo numerosos comercios, sino también negocios de alojamiento, compañías de servicios y algunas industrias. "Diversos sectores lo tienen hoy muy complicado a nivel de tesorería para empezar a devolver esos créditos precisamente ahora", subraya Mora. Aun así, el Gobierno sólo prevé ya un último periodo adicional de carencia, en este caso de seis meses, al que además sólo se podrán acoger las empresas más directamente afectadas por la actual espiral inflacionista.

POSIBLES CAMBIOS

"El problema que tenemos actualmente es que el Banco Central Europeo y el Banco de España no permiten que haya más carencias generalizadas para aquellos créditos", aclara seguidamente. Por tanto, prosigue Mora, si una entidad bancaria facilitase ahora una nueva carencia de doce meses a alguna de las empresas que se beneficiaron en 2020 de los citados créditos, ello podría implicar que se pasase a calificar a esa posible empresa concreta como empresa de "dudoso pago" o con una categoría muy baja. Las consecuencias de esa posible nueva calificación serían sin duda muy negativas para la empresa afectada.

"Si pides una nueva carencia, porque la necesitas, y te ponen en la categoría de empresa de 'dudoso pago', ya te han muerto, porque financieramente no puedes ir luego a ningún otro lugar a buscar ningún otro crédito ni financiación", asevera el presidente de Pimem. A la espera de que esta cuestión se arregle de manera concluyente en las próximas semanas, muchas empresas tendrán que empezar a saldar ya en mayo y junio los créditos que recibieron, porque pedir ahora una nueva carencia de un año podría suponerles tener una calificación bancaria mala. "De alguna manera, las empresas que hicieran esa solicitud estarían vetadas para la financiación bancaria", insiste.

La resolución definitiva de ese dilema debería provenir, según Mora, del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez, porque la línea de avales ICO "es un instrumento financiero del propio ICO", que es un organismo público empresarial adscrito al Gobierno. "Por tanto, quienes tienen que encontrar una solución son el ICO y el propio Gobierno", resume. En ese sentido, los partidarios del actual Ejecutivo consideran que el pasado mes de marzo Sánchez habría empezado a encauzar ya parcialmente este problema concreto y también otros de carácter económico, tras haber aprobado el decreto por el que se adoptan medidas urgentes de respuesta a las consecuencias de la guerra en Ucrania.

Ese decreto es el que contempla, entre otras medidas, el citado nuevo periodo de carencia de seis meses, si bien sólo para las empresas de los sectores más afectados por el alza constante en el precio de la energía, que deriva del actual conflicto bélico. El citado decreto fue validado por el Parlamento en la última semana de abril, por un estrecho margen de sólo cuatro votos, y ahora se tramitará como proyecto de ley en la propia Cámara, por lo que es posible que pueda sufrir algunas modificaciones con respecto al texto inicialmente aprobado por el Gobierno. Así pues, la odisea de la devolución de los créditos ICO suscritos en 2020 por la pandemia permanece por ahora todavía abierta.

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