Es aproximarse las elecciones y contemplar cómo los políticos multiplican sus propuestas y promesas para intentar engañar una vez más al electorado. Y entre tanta borrachera de anuncios, se cuelen ocurrencias de todo tipo. En las últimas horas hemos asistido a varias en nuestra comunidad, protagonizadas por la regidora de Model de Ciutat, la nacionalista Neus Truyol, y por el ala podemita del Govern.
La primera anunció que el Ayuntamiento de Palma valora construir viviendas en contenedores de carga adaptados, ante el problema grave que existe en Palma. Viviendas de 30 metros cuadrados prefabricadas, como gran propuesta para combatir el encarecimiento de la vivienda, después de ocho años de Govern de la Gent. Ante el revuelo y la indignación ciudadana, el alcalde Hila tuvo que salir apresurado a desmarcarse de la ocurrencia, igual que la presidenta Armengol, siempre hábil a la hora de quitarse de en medio con cuestiones impopulares.
Pero la presidenta no debe ganar para disgustos, porque horas después, desde Podemos, se lanzaba otra ocurrencia, como es la creación de una inmobiliaria pública para, según ellos, tratar de abaratar el precio de los alquileres en las islas. La intención de la formación morada es crear un portal inmobiliario similar al que tienen agencias privadas, como Idealista y Fotocasa, pero con servicios añadidos a los que tienen las empresas privadas. Justifican la ocurrencia en el hecho de que el Govern no ganará comisión por hacer de mediador, al contrario de las inmobiliarias, y eso implicará una rebaja del precio. Si las cajas y entidades financieras públicas acabaron como acabaron, ¿se imaginan lo que puede ser una inmobiliaria pública vendiendo y alquilando pisos?
Ocurrencias políticas las hay en todos los países y de todos los colores. En las últimas elecciones al Parlament de Catalunya, la CUP pedía la expropiación, de manera inmediata, por razones de interés general y sin compensación económica, de todo el parque de viviendas vacías propiedad de las entidades financieras y de grandes tenedores, para incorporarlos al parque público de vivienda. Al más puro estilo venezolano, cuando Chaves se paseaba por la calle y señalaba un edificio con el dedo al grito de “exprópiese”.
Para ocurrencias políticas, Cataluña es una mina. En la misma cita electoral, Jéssica Albiach, candidata de En Comú, reclamó la creación de un “Amazon público y cooperativo” que acompañé a las pymes para competir de tú a tú con el gigante del comercio electrónico. Junts no podía quedarse atrás y proponía crear el Banco Nacional de Cataluña. Toma ya.
Pero como hay políticas en todo el mundo, las ocurrencias son universales y si uno cruza el charco, algunas se encuentran entre lo hilarante y lo macabro. En la campaña presidencial de México para el 2018, el candidato Jaime Rodríguez Calderón, apodado ‘el bronco’ dijo en el primer debate presidencial que, proponía ‘mocharle’ (cortarle) la mano al que robe. Una compatriota, Valentina Treviño, candidata a diputada federal, prometió bajar el precio de la cerveza en el estado porque estaba más cara que en el resto del país debido a los impuestos.
En las últimas elecciones colombianas, el candidato a la Presidencia, Luis Pérez, proponía poner la hoja de marihuana en la bandera de Colombia y lo argumentaba diciendo que “la nueva economía verde del cannabis está de moda en el mundo. Colombia no produce buen vino, pero sí produce buen cannabis”.
Afortunadamente, la gran mayoría de esas ocurrencias se quedan en las hemerotecas y no se convierten en realidad por el bien de los ciudadanos. Pero no duden que este año, con el empacho electoral que se nos avecina entre las autonómicas y las nacionales en nuestro país, se producirán más ingeniosidades por parte de nuestros políticos, siempre dispuestos a superarse en la extravagancia, incapaces de resolver los verdaderos problemas de la gente.
