Obligación cumplida

Basta recuperar “El Cristal” anterior sin rectificar prácticamente una coma. Pablo Alfaro decidió plantear el partido desde la guerra, al más puro estilo Olaizola, pero eso ya no basta. Se trataba, como predije en esta sección, de aguantar el previsible empuje, que no juego, del Mirandés durante el primer cuarto de hora de cada período y aunque en le segunda parte el acoso duró bastante más, Reina apenas vio peligrar su portería. Todavía menos antes del descanso, en el que el Mallorca colocó su última línea alejada del área y redujo las dimensiones del campo a cincuenta metros efectivos en los que más que un encuentro de fútbol se celebraba un correcalles.

La eliminatoria se había decidido en Palma. Los de Vicente Moreno no necesitaban prolongar la demostración de su superioridad. Bastaba con dejar que su rival en este play off se rindiera a le evidencia. Y pasaron los minutos sin mayor apuro que el de resistir el desordenado asedio que, en todo caso, obligó a retroceder más de lo deseable a raíz de un cansancio físico al que cedieron la mayoría de los participantes y desconectó cualquier opción de un contragolpe letal que se hizo finalmente innecesario.

Obligación cumplida, ¡gracias!. Para reparar la ofensa infringida al mallorquinismo, los propietarios debieron comprometerse a devolver al equipo donde, no cómo, lo encontraron. No ha sido un ejercicio brillante, por otra parte algo muy díficil, en Segunda B, pero bien está lo que bien acaba. En estos últimos meses y salvo detalles puntuales y concretos, nada que objetar pero tampoco nada que celebrar. Si algo por lo que alegrarse: la reconquista.