Cuando parecía que el Palau de Marivent iba a dejar de ser motivo de disputa tras la apertura al público de sus jardines unos meses al año, acordado entre la Casa Real y el Govern de Francina Armengol, esta medida no parece haber refrenado la belicosidad de algunas formaciones políticas hacia la residencia de verano de los Reyes y continúan usando de forma demagógica la partida presupuestaria que el Govern destina al mantenimiento del recinto. Como si se tratara de un montante millonario y prescindible, Més per Menorca y Proposta per les Illes -El Pi-, reclaman vía enmienda a los presupuestos de la Comunidad Autónoma, que los fondos previstos para el cuidado de Marivent se dediquen a otros menesteres.
Més per Menorca lanza la ocurrencia de convertir el viejo caserón del pintor Juan de Saridakis en una residencia de estudiantes. Y El Pi, por no quedarse atrás, propone que los 600.000 euros que se prevé destinar, vayan al presupuesto de la UIB. De este modo los de Jaume Font se equiparan inesperadamente a aquellos que consideran indeseable que la Familia Real veranee en Mallorca. Y es que últimamente El Pi muestra rasgos preocupantes de un radicalismo alejado de las posiciones políticas del regionalismo moderado que hasta ahora le eran propias. Se ha visto con la crisis de Catalunya y ahora se ve con Marivent.
Se diría que hay políticos que no pararán de hostigar con Marivent hasta conseguir hartar a la Casa Real y que dejen de venir a veranear, porque otro objetivo resulta difícil de comprender. Ignorar los beneficios que reporta la presencia de la Familia Real en Marivent, en cuanto a promoción de la isla y relevancia mediática, es no haber comprendido nada. Ya sea por radicalismo ideológico o por falta de hospitalidad, su actitud es perjudicial para el interés general y choca con la voluntad mayoritaria de la sociedad mallorquina y balear de seguir contando con la Familia Real como unos vecinos más cada verano.
