A Podem Illes Balears le crecen los enanos, como suele decirse. Cuando aún no se ha resuelto la crisis derivada de la expulsión de dos diputadas del partido -Xelo Huertas y Montse Seijas- y su abandono del grupo parlamentario de Podem, con lo que eso significa de debilitamiento de la formación que lidera Alberto Jarabo, surge ahora una nueva crisis. Tras difundirse una grabación de uno de los miembros del Comité de Garantías de Podem, Joan Canyelles, instando a una expedientada, Carmen Azpilicueta, a dejarlo solo en un apercibimiento a cambio de que desapareciese una temporada, que permaneciese en ‘stand by’ y diciéndole que, si se portaba bien, le buscarían un trabajo, el afectado se ha visto obligado a dimitir y el propio órgano disciplinario ha sido disuelto y sus funciones, asumidas por el órgano homólogo nacional del partido.
Por más que Alejandro López, secretario de organización de Podem, quiso desvincular a la dirección del partido con lo sucedido, alegando que Canyelles actuó por cuenta propia y de forma independiente, lo cierto es que lo sucedido arroja una sombra de duda enorme sobre Podem y sus métodos para mantener la disciplina en el seno de la formación. Es difícil pensar que Canyelles llevaba a cabo tareas de mediación y hacía ofrecimientos muy fuera de su alcance, sin contar con la anuencia del secretario general, Alberto Jarabo.
En todo caso, lo que sí se puede afirmar sin ningún género de duda es que Podem Balears es actualmente un saco de problemas y de inestabilidad. Y que, además, algunos miembros de la formación han mimetizado lo peor de la vieja política, aquella que tanto denostan, pero de la que tan poco se diferencian en algunas ocasiones.
