primun non nocere | Jaime Orfila

Presupuestos sanitarios: segundo round

Aspectos generales

En unos pocos días, el ejecutivo presentará los presupuestos de la comunidad autónoma para el año 2013, tras su aprobación en el Consell de Govern,  Serán unos presupuestos restrictivos. Se redactarán con la intención de evitar los desvíos sistemáticos con el fin de cumplir los objetivos de déficit  y mejorar la situación financiera. La deuda genera estragos en la economía, contribuye al empobrecimiento general y retrasa  la salida de la crisis. Pero no nos engañemos, el solo hecho de aprobar unos presupuestos restrictivos no será suficiente para contribuir a la mejora de los objetivos fundamentales vía presupuestaria. Deben ser rigurosos, realistas y con visión de futuro.

Premisa básica: partida global

Los presupuestos sanitarios deben permitir garantizar la calidad, la accesibilidad y la seguridad asistencial.  Para valorar la idoneidad del presupuesto global nos sirven tres indicadores. El gasto sanitario del ejercicio en curso - el gasto estimado para el 2012- y  el presupuesto medio aprobado en el resto de comunidades autónomas, contabilizando tanto la asignación per cápita como el porcentaje que representa el gasto sanitario sobre gasto total. El resto de comunidades autónomas tienen las mismas competencias que la nuestra, y sus ciudadanos los mismos derechos y obligaciones que nuestros conciudadanos.

Segunda premisa: innovación distributiva

La segunda premisa se basa en la distribución equitativa y eficiente de las partidas dentro del sector. Los  presupuestos deben responder a las necesidades de la población, y asignarse para favorecer la eficiencia siguiendo las necesidades del paciente.

Unos presupuestos restrictivos y a la vez eficientes no pueden continuar respondiendo a decrementos lineales sobre las partidas habituales y recortes directos sobre partidas finalistas sin evaluar sus consecuencias. La situación actual obliga a redefinir los conceptos y las asignaciones y ser imaginativos.  No se pueden dejar unos sectores sanitarios manifiestamente infradotados de forma ilógica e irracional abocándolos al déficit seguro. En este mismo sentido, se deben facilitar recursos para mejorar la resolución de la atención primaria y racionalizar la cartera de servicios y los centros de referencia. Por otro lado, el paciente debe poder acceder al recurso más conveniente para su situación  y la derivación hacia los servicios sociosanitarios,  supuestamente ya optimizados,  debe ser ágil y coordinada. Las mismas partidas y las mismas variables nos llevarán a los mismos resultados.

La asignación básica debe ser per cápita y aplicada al sector sanitario, con ajustes por variables relevantes relacionadas con la carga asistencial. Deben ajustarse según la pirámide poblacional, la morbilidad del área, la insularidad, los servicios de referencia y la frecuentación.  El gasto sanitario aumenta en poblaciones mayores de 65 años; el gasto farmacéutico entre mayores y menores de 65 años tiene una relación de 10 a 1. En algunos sectores la población utiliza en sistema sanitario público en una proporción muy inferior a las otras. Los servicios de referencia para toda la comunidad deben contemplase en partida independiente. Hay que valorar la posibilidad de obtener nuevos recursos y nuevas fuentes de ingreso, como los que podrían resultar del desarrollo del sistema MUFACE autónómico,…

Para ello, es necesario que la población asignada a centros, servicios y sectores sea la real y que las atenciones fuera del área se contabilicen de forma correcta. Ya me dirán ustedes, si un centro de salud, hospital o servicio asistencial funciona de forma percibida como excelente por la población y es elegido por los ciudadanos  de forma mayoritaria. El resultado directo será más actividad y más gasto. Si aplicamos únicamente el criterio del gasto, los mejores servicios tendrán sistemáticamente un balance negativo y serán penalizados. Sería un verdadero sinsentido. La aplicación presupuestaria no racional puede primar la falta de productividad y generar ineficiencia. La redistribución de recursos debe ser razonada, sostenida técnicamente y vincularla a objetivos aportando los recursos y la suficiente autonomía de gestión para cumplirlos.

El primero de enero de 2012 se cumplieron los diez años de las transferencias sanitarias. Los cambios han sido muchos. Las infraestructuras actuales responden a las necesidades de nuestra población,  hemos invertido en tecnología sanitaria y nuestros profesionales son altamente cualificados. Sin embargo nuestra organización muestra una clara tendencia al empobrecimiento. Resta lo más difícil, invertir en liderazgo, competencia  y generar confianza, elementos imprescindibles para convertir los recursos  en  resultados.

Deben implicarse los órganos de planificación y de ordenación de la consejería en la definición de políticas basadas en los resultados de evaluación asistencial.

¿Disponemos a fecha de hoy de referencias sobre la eficiencia de nuestros servicios y sectores sanitarios incluyendo las variables más influyentes para aportar elementos de innovación distributiva que garantice la eficiencia? La ineficiencia distributiva dará lugar a ineficiencia productiva

A finales del mes de Diciembre tendremos el veredicto final. Los presupuestos sanitarios para el 2013, y sus memorias presupuestarias marcarán la primera evaluación seria sobre el futuro de nuestro sistema sanitario y de las garantías en este ámbito de nuestro ejecutivo.

 

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