JAIME ORFILA
El Hospital General y el Hospital Juan March se mantendrán operativos, seguirán siendo recursos activos para la atención a los ciudadanos de esta comunidad; durante seis largos meses han vivido en la incertidumbre.
La sociedad mallorquina, representantes políticos, sociales y profesionales se opusieron de forma vehemente al cierre de unos centros necesarios para la sostenibilidad y la calidad de la asistencia sanitaria. Una amplia representación de la ciudadanía no comprendía las razones por las que dos hospitales emblemáticos tenían que cerrar sus puertas. El Dr. Mesquida, sensible al grito de la ciudadanía y comprometido con su salud, justo al ser nombrado conseller, aplacó las erradas directrices económicas a las que no sobrevivió y paralizó las actuaciones tendentes a su cierre. El actual conseller, Martí Sansaloni ha completado el proceso, mirando al futuro con un plan operativo de continuidad.
Este capítulo, me ha recordado a Esteban Yllán, caballero castellano-manchego que se negó en nombre de la ciudad de Toledo a pagar cierto impuesto a Alfonso VIII. Ofreció al rey mayor cantidad si lo aceptaba como donativo voluntario. No era por el “fuero”, en realidad no quería mantener ningún privilegio; tampoco era por el “huevo”, no era una oposición a contribuir a la supervivencia de Castilla y al de su monarquía. El pueblo castellano estaba dispuesto a hacer llegar al rey los tributos que solicitaba pero en forma de donación voluntaria, no de tributo obligado.
La defensa numantina de ambos centros ha sido de todo menos interesada. No ha sido por el huevo. Los ciudadanos están dispuestos a colaborar con las acciones que mejoren las mermadas arcas públicas. Tampoco ha sido por el fuero. La ciudadanía, en su momento, verá con buenos ojos el potencial traslado de la asistencia socio-sanitaria a centros más modernos, más operativos, más eficientes. Per sólo cuando la decisión sea participada y obedezca a razones objetivamente convenientes. Cuando el cambio de uso, que no cierre, sea comprensible, cuando represente a la vez, mejora y ahorro.
La atención a las enfermedades crónicas y a la discapacidad se está desarrollando en todo el Estado en centros como el Hospital Joan March y el Hospital general como referentes de la atención a pacientes crónicos y subagudos. La implantación de proyectos integrados para la atención a pacientes pluripatólogicos y afectos de enfermedades crónicas es una de las bases constitutivas del sistema social y sanitario de las comunidades más avanzadas. La orientación de los sistemas de salud más innovadores y vanguardistas pasa por la implantación de programas de atención a la convalescencia, de recuperación funcional ante las enfermedades crónicas, de rehabilitación postquirúrgica, de atención al enfermo respiratorio crónico y de atención paliativa, con actuaciones a nivel social, ambulatorio y de internamiento. El pilar más desarrollado en Baleares para la promoción de la autonomía personal y asistencia al dependiente ha estado en peligro, al confundir la imprescindible mejora de la gestión con la equívoca acción de ahorro.
Tiempo habrá para el impulso de una ciudad sociosanitaria, fundamentada en la reforma del antiguo y querido hospital de Son Dureta, que permita dar respuesta a las necesidades de nuestros ciudadanos actuales y de las próximas décadas. Sin embargo no queda espacio para la improvisación. Es el momento de la mesura; de la redacción de un plan funcional participado, bien argumentado, mejor diseñado, y con una exquisita planificación y viabilidad económica. Las prisas son siempre malas consejeras.
Al final, solo al final, se han encontrado soluciones para hacer posible lo conveniente. Sin embargo, no tenemos que desaprovechar la moraleja, la enseñanza que nos ha aportado la desacertada decisión de cerrar los hospitales y la posterior rectificación. Las decisiones políticas tienen que ser para el pueblo, pero con el pueblo; las mejoras en la gestión de las organizaciones públicas tienen que ser proactivas y no reactivas; por ultimo aceptar que equivocarse es humano, lo importante es saber rectificar.