Las 'cocinas' de los principales partidos políticos españoles echan humo. No hoy, ya hace semanas, adivinando escenarios en función de posibles pactos o escenarios. Escenarios que se muestran cambiantes ante nuestros ojos pero que, en realidad, todos apuntan bajo cuerda hacia un panorama de repetición de las elecciones generales.
No soy el primero ni el segundo que se ve más cerca de una nueva convocatoria electoral que de la investidura de Sánchez o Rajoy. En las próximas líneas me atreveré a ponerme en la mente de los estrategas de cada partido.
Mariano Rajoy no se acerca a nadie ni pacta nada primero porque nadie le quiere cerca y segundo porque ante una nueva campaña eldectoral podrá exhibir un "¿Lo veis?La única solución soy yo y una mayoría absoluta. Los demás no son capaces ni de cruzar la calle juntos". Su victoria de diciembre es considerada la base del trampolín. Es una posibilidad. Lo que sigue sin ver Rajoy es que él es parte del problema.
Pedro Sánchez aparecería en campaña como el gran hombre de Estado, el que cede y se mueve para conseguir pactos. De cara a su partido eso queda muy bien, sobretodo si muestra en campaña la foto de sus pactos sin que aparezca un Pablo Iglesias con deriva favorable a un referéndum para Catalunya que el PSOE no quiere. Sánchez igual no calibra que un fracaso en su intento de ser investido presidente puede hacer que en su partido se lo coman por los pies.
Albert Rivera está encantado con su foto con Pedro Sánchez y su pacto de gobierno. Si hay elecciones, aparecerá como el único capaz de impulsar y protagonizar ese cobierno de concentración que aportaría, según muchos, estabilidad y se formaría como alternativa a la izquierda "diabólica" de Podemos. Otro hombre de Estado. Recuerden. Si hay campaña, Rivera exhibirá la foto con Sánchez.
Y Pablo Iglesias parece empeñado en hacer todo lo posible por desgastar a Pedro Sánchez. Ya es una obviedad. Desgastar para comerse los restos. Otro que aspira a una campaña electoral en la que la opción morada dé el sorpasso al PSOE y mande en una futura nueva negociación par un gobierno de izquierdas.
Todo esto no se parece en nada al parte diario de ls negociaciones, pero es lo que transpira. Nos vemos el 26 de junio en las urnas antes de ir a la playa.