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¿Nos han preguntado?

Por Francesca Jaume
martes 03 de junio de 2014, 19:38h

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“Moren papes, moren reis


Moren bisbes i canonges


Moren frares, moren monges


Moren joves, moren vells


(…) ”


 No lo digo yo, es una ‘glosa’ que suele recitar mi abuela.

Con ocasión del anuncio de abdicación de Juan Carlos I he visto como un razonable número de amigos de Facebook colgaban en su perfil el “Jo vull ser rei” de Els Pets. Para quien no lo sepa, es una canción que destaca con sorna la nula esencia democrática que rodea la institución monárquica. En efecto, ésta no es una de sus características determinantes. Se define más por la estabilidad, cualidad que el rey saliente ha destacado de su hijo.

Queda fuera de toda duda que el aún Príncipe de Asturias ha sido preparado durante toda su vida para reinar, es el único en España. El problema es que ningún otro español ha tenido la opción de merecer tal educación. Salvará a Felipe VI su preparación, su manifestada voluntad de acercamiento al sentir de los ciudadanos, y el no ser un profundo tarado mental como otros tantos monarcas que han jalonado la historia de lo que sería, a partir del Felipe V, España. Pero eso no quita que su proclamación quede fuera de toda lógica democrática. ¿Nos han pedido opinión? No. Y no me vale eso de que la Constitución sí fue aprobada por referéndum. Muchos aún no habíamos nacido. Y no olvidemos, además –aunque en este caso se dé gracias de ello- que don Felipe de Borbón será rey gracias a una discriminación por razón de sexo incluida en una contradictoria carta magna.

Siempre se ha destacado que la figura de Juan Carlos I ha sido muy provechosa a nivel diplomático porque ha permitido cerrar muchas alianzas, la mayoría de ellas beneficiosas para las grandes empresas españolas. Por desgracia, hoy en día eso ya no es una credencial del agrado de los ciudadanos.

Con el relevo parece que se quiere dar un halo de optimismo en la apertura social de la monarquía. Antes para reinar se tenía que descender de estirpe real. Más recientemente, las opciones se han ampliado con la opción del “braguetazo” (versión masculina y femenina). El experimento ha tenido fallos. ¿Cuál será el próximo paso? Mi propuesta es hacer realidad las palabras de don Juan Carlos de que “todos somos iguales ante la ley”. De momento, el camino que hemos cogido es el de ampliar el aforamiento.

 

Corolario: Todos somos iguales ante la muerte.
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