Da la impresión que el juez Castro tiene interés en terminar cuanto antes su trabajo para sentar a toda velocidad a Jaime Matas en el banquillo de los acusados. Cualquiera diría incluso que lo que quiere el juez es que eso ocurra antes del 22 de mayo, día de elecciones. Pero eso no puede ser. A un juez no se le ocurriría ni en sueños intentar interferir en una jornada electoral. Hasta ahí podríamos llegar. ¿Qué sería eso?, ¿un juez haciéndole el caldo gordo al PSOE? Impensable. Ni siquiera creo que pueda ser prueba de ello que haya resultado tan apresurada su decisión de iniciar los trámites de apertura de juicio oral sin haber terminado siquiera la instrucción. Lo chocante es que haya sido la Fiscalía la que ha recordado al juez que estaba imputando al expresident ciertas acusaciones por las que ni siquiera le había preguntado. El caso es que Castro, con una celeridad voluntarista inusual en asuntos judiciales, ha citado para este lunes a las nueve de la mañana a Matas para cumplir con la legalidad del expediente y, a la vez, dar ejemplo al resto de jueces que no suelen empezar su jornada antes de las diez. -No sé por qué me viene a la memoria ahora Pulp Fiction, de Tarantino, cuando John Travolta y Samuel L. Jackson llaman por teléfono a Harvey Keitel –en la película, Sr. Lobo- para que acuda cuanto antes en su ayuda y este dice aquello de estoy a treinta minutos de allí, llegaré dentro de diez-. Del juez que tampoco se debe pensar mal es del titular de Instrucción 7, Antoni Garcías, por mucho que no falte quien diga que el hecho de ser hermano de Gina Garcías, jefa de gabinete del presidente Antich, haya podido influir en su afán por criminalizar al exconseller Joan Flaquer. Además, en este caso ya debería bastar con que el juez haya recibido un sonoro rapapolvo por parte del Tribunal Superior. Sin duda es otra exageración pensar que el juez haya podido extralimitarse en sus funciones jurisdiccionales para perjudicar deliberadamente al PP aunque el magistrado Javier Muñoz le haya reconvenido por perseguir por lo penal al exconseller de Turismo y acusarle de desviar fondos públicos. En su auto, el alto tribunal reconoce el “innegable interés social” de la adquisición y reforma del Castell de Sant Elm por parte de la Fundació Illes Baleares, presidida por el expresident Gabriel Cañellas, para abrir las instalaciones restauradas a visitas públicas con “usos de carácter cultural y turístico”. Tampoco debe sorprender que la noticia de la imputación del exconseller Flaquer se publicara a toda portada en determinados medios y, en cambio, la de su exculpación haya aparecido este viernes relegada a la mínima expresión en la primera plana de esos mismos diarios. -Ciertamente, la prensa no ayuda (mos) a que este deje de ser un país de pandereta-. Pero no, no creo que nada de esto pueda ser así. Ni lo de Castro, ni lo de Garcías. No puede ser cierto porque, además, no creo siquiera que fuera legal… Aunque…, de no serlo ¿quién juzga al juez?
