Si Maheta Molango tiene pactos secretos que no desvela nunca lo sabremos, pero si no es así conviene que el mallorquinismo y, en particular, los copropietarios del Lluis Sitjar no se llamen a engaño.
En primer lugar que se aclare ya que nadie lo ha hecho, que la oferta del Ajuntament de abonar algo más de 14.000 euros por título, incluidos los del Real Mallorca SAD, no es a tocateja y a la firma del contrato de venta, sino a plazos. La reforma de Son Moix que el CEO promete con cargo al dinero que percibiría de Cort también tendría que ser mediante pagos a futuro, salvo negociación bancaria o convenio al margen. Aparte de, como decíamos en nuestra anterior entrega, licencia municipal de obras tanto por lo que se refiere a normas urbanísticas como del legítimo dueño del estadio que es, en efecto, Cort.
Hay más. Si la Agencia Tributaria no establece o ha suscrito un acuerdo previo con la SAD, las acciones en cuestión valoradas en poco más de 3.000.000 y en algo menos si hubiera que descontar los gastos de demolición del viejo recinto bermellón, se encuentran pignoradas por aquella. Es decir, antes de hablar de grandes mejoras el dinero se iría directamente a la tesorería pública, salvo que esta cediera sus derechos, algo poco probable tratándose de las cuentas de todos los ciudadanos, la mayoría de ellos sin privilegio alguno comparable. Tampoco lo ha dicho nadie.
Más allá de tales importantísimas consideraciones, la realidad es que el consejero delegado del club ha intentado por activa y pasiva llegar a pactos sin contar con los demás propietarios y tanto el alcalde, o alcaldes, como los responsables del departamento correspondiente, se han negado. Dicho sea en términos exclusivamente reveladores.