Un total de 17 institutos se manifestaron el jueves contra José Ramón Bauzá y el PP por la política lingüística de los populares. No eran la mayoria de institutos, como llegué a escuchar en una radio pública, y la cifra está lejos de la treintena de centros que aseguraban estar a favor de la movilización. En la misma radio un contertulio preguntaba cómo era posible que dicha protesta se hiciese en horario lectivo y no después de terminar las clases. Buena pregunta, pero si hay que utilizar políticamente a los menores mejor hacerlo en horario de trabajo, que luego aumentarán las bajas entre el profesorado por estrés. En una pancarta de un centro también leí un rotundo “Bauzá fora” y dicen que la presión que sufren los profesores que no están de acuerdo con esta manipulación de los mejores es de juzgado de guardia. El episodio es lamentable, esperpéntico, y lo peor es que el conseller Llinàs lo consiente todo y le ríe las gracias a estos radicales catalanistas que trabajan en algunos institutos de Balears. Estoy convencida de que si los institutos se manifestasen contra la vía conectora o el caos de Son Espases, Llinàs hubiese utilizado toda su influencia para evitar protestas. A esto se le llama irresponsabilidad y sectarismo, pero utilizar a menores con fines políticos es, puramente, fascismo.
