Confiesa sentirse mucho más cómoda preguntando que siendo preguntada, aunque últimamente protagoniza páginas de periódicos, minutos de televisión o conversaciones radiofónicas gracias a la publicación de su nuevo libro, Lo que escondían sus ojos, novela histórica que retrata la vida aristócrata de los años 40 y 50 en un España pobre tras la Guerra Civil y con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. Nieves Herrero (Madrid, 1957) desvela el “affaire” más oscuro del franquismo: el que vivieron Sonsoles de Icaza y Ramón Serrano Súñer y que dio fruto al nacimiento de una niña: Carmen Díez de Rivera. La periodista visitó el miércoles la isla para asistir a la primera edición de Sala de Autor.
-Es su primera incursión en el género de la novela histórica. ¿Por qué ahora?
-No fue una idea mía, realmente me lo pidió Esfera de los Libros. Lo que sí tenía claro es que, siendo periodista, yo no quería escribir sobre hechos muy antiguos sino que necesitaba buscar una época más reciente para poder hablar con los hijos o nietos de…, poder investigar y documentarme mejor. Así que finalmente nos decidimos por explorar la aristocracia de los años 40 en España, un tema que no había sido abarcado.
-¿Y cómo llegó a Sonsoles de Icaza?
-Sabía de la vida de Carmen Díez de Rivera, pero nada de su madre. En principio me atraía mucho la idea de escribir sobre otra mujer, Carmen de Icaza, porque sintonizaba con el personaje: era periodista como yo y además fue una persona muy importante en auxilio social. Pero de repente, investigando y profundizando en su vida me doy cuenta que quien realmente se merecía una novela era su hermana Sonsoles de Icaza, musa de Balenciaga y madre de Carmen Díez de Rivera, cuya historia tanto me había impactado. Así que me decidí, a pesar de que me daba mucho miedo el personaje por todo lo que movía alrededor.
-¿Tanto respeto le daba hablar de Franco, Hitler, Serrano Súñer…?
-Era más pereza que respeto. Pero también era inevitable porque conforme conocía más de cada uno de los protagonistas, más cuenta me daba de que estaba ante una trama apasionante: amor, espionaje, intento de asesinato… La verdad es que Sonsoles de Icaza era muy real, aunque parezca un personaje de ficción.
-¿Cómo era la esposa del marqués de Llanzol?
-Ella era una mujer muy adelantada a su tiempo, y muy egoísta. Es una mujer que solo piensa en ella, que no tenía instinto maternal, que ponía la pasión por delante de todo. Me parecía que era una señora nada típica.
-¿Hablamos de una feminista?
-Lo era pero sin saberlo. No le gustaba hablar de tonterías, siempre estaba rodeada de hombres porque se sentía muy cómoda con ellos charlando sobre literatura o política. También tenía su faceta más frívola, relacionada con el mundo de la moda. Lo que pasa es que ella era también muy amiga de Balenciaga, así que tampoco era tan fría como se pensaba. Recuerdo, por ejemplo, que Jaime Peñafiel, al preguntarle por ella, me dijo que era la persona más antipática que se cruzó en su vida. Creo que realmente no se llegaron a conocer bien, porque Sonsoles era también muy monárquica, muy de Alfonso XIII, muy de Don Juan.
-La trama de Lo que escondían sus ojos parece ahora más que nunca de plena actualidad con la muerte de Adolfo Suárez.
-La hija de Sonsoles de Icaza, Carmen Díez de Rivera, fue una figura de enorme trascendencia durante la Transición y creo que se ha hablado muy poquito de ella en estas últimas semanas, teniendo en cuenta que activó la legalización de partidos políticos. Además adelantó las fases que tenían pensadas tanto Suárez como el Rey para esos tiempos. Era además muy amiga de Santiago Carrillo, aunque creo que más bien por llevar la contraria a su madre, que era muy derechas. Fue una especie de venganza hacia ella por ocultarle que era hija de Serrano Súñer. Jamás se lo perdonó.
-¿Qué opina sobre la polémica en torno al libro de Pilar Urbano, La gran desmemoria, que aborda la relación de Suárez y el Rey?
-Hablamos de una gran periodista, muy minuciosa, aunque considero que el libro no es oportuno en estos momentos por lo delicado de la situación. Afortunadamente creo más en la libertad de expresión.
-¿Vale entonces todo, como el programa de Jordi Évole sobre el Golpe de Estado?
-Yo en televisión soy partidaria de no jugar con engañar porque a la gente se le puede manipular. Con la verdad no se puede jugar, hay que filtrar la información, leer varias fuentes distintas, ser muy escrupuloso… la verdad al cien por cien no existe, hay que hallarla entre líneas.
-¿Cansada de la eterna “crisis del periodismo”?
-Desde que empecé, hace ya muchos años, oigo hablar de la crisis de la comunicación. Yo aún tengo fe en esta profesión y desde luego que hay buenos periodistas y malos periodistas, como en otros ámbitos. A mí es el trabajo que más me apasiona, a pesar de que soy también abogada. Ejerzo de periodista porque lo necesito como termómetro vital.
-¿Le ha ayudado el éxito de su novela el obtenido por María Dueñas con El tiempo entre costuras?
- He tenido mucha suerte, la verdad, porque parece que ha resurgido el género de la novela histórica. También harán de Lo que escondían sus ojos una miniserie. Me da algo de respeto, porque creo que el casting ha de ser de gran nivel por el volumen de personajes que aparecen en mi libro. Van a contar conmigo en la supervisión de los guiones.
Firma: Vanessa Sánchez