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Ni mi mujer aguanta Eurovisión

Por Eduardo de la Fuente
domingo 13 de mayo de 2018, 04:00h

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9 de la noche, sábado… Empieza Eurovisión. Y me pongo a teclear mi artículo de la semana con un ojo puesto en la televisión y con la advertencia de mi santa esposa: «estoy indignadísima con esos dos, con el ******** (no se puede reproducir) bifo, ese que no tiene voz». Aquellos dos que hemos enviado a Lisboa —y cuyo nombre no puede ser nombrado para evitar que sobre las generaciones venideras caiga la desdicha— son empalagosos y cursis hasta decir basta. La canción no ayuda, que es una puta mierda. De tan azucarados que son, cada vez que cantan muere un diabético. En fin, vamos a por el pescado que se ha vendido esta semana…

Yo soy de buen dormir, mis ocho horas no me las salto, y me gusta madrugar. Una cosa no está reñida con la otra. Si te levantas pronto, el día parece más largo, tienes la sensación de que has aprovechado el tiempo. En todas las casas hay de todo, si bien en Podemos me da a mí que lo que se dice levantarse a la hora del gallo para ir a doblar el espinazo, más bien poco. Eso sí, a madrugadores para decir tonterías no les gana nadie. Laura Camargo —la coportavoz parlamentaria de Podemos junto a su amigo del alma Alberto Jarabo— ha sido de lo más matutina y a ella le corresponde el honor de abrir el rosario de chorradas semanales. El pasado lunes se marcó un espich a lo marxista-leninista. A la buena mujer le ha molestado que medio millar de trabajadores del Grupo Cursach se manifestaran por el cierre del gimnasio MegaSport. Al respecto ha dicho que «toda la sociedad y todas las fuerzas políticas deberían pronunciarse en contra de esta intimidación a la Justicia, que hace su trabajo en un presunto caso de corrupción a gran escala». Miren, no voy a valorar toda la movida en torno a Tolo Cursach, su gimnasio, sus discotecas y el resto de la mandanga. Eso daría para un libro. Lo que resulta más sectario que Trotsky en un chiquipark es eso de molestarse por las manifas que no te gustan. Las puedes criticar, pero después de todo lo que hemos visto, y siendo un hecho constatado la querencia de Podemos por las pancartas, las palabras de Camargo demuestran que esta extrema izquierda no entiende lo que es la libertad de expresión, por mucho que hablen de ella. Estos demócratas de gulag deberían entender que no todo el mundo piensa como ellos. La gente se puede manifestar por lo que le dé la gana, aunque sea una gilipollada. Están en su derecho.

Paren máquinas…. Acaban de salir los dos triunfitos en la tele. Hostias, la madre que me parió. Vivir para ver esto. No sé por qué me castigo contemplando a estos dos pimpollos. El chaval este no sirve ni para cantar trap. Han hecho una especie de «aoun, aoun, aoun» que me he dolido. Joder, si me ha dolido, como un golpe en la rodilla con la esquina de una mesa. Para superar esto me voy a tener que tragar los seis primeros discos de Black Sabbath.

Sigamos…

Al hilo de las tonterías… Los de la Obra Cultural Balear —que ya podrían cambiarse el nombre de una puta vez porque no tienen nada ni de balear ni de cultural— han montado un sarao indepe que llaman «sopar grog» en solidaridad con los «presos políticos y los exiliados». Me parece una inmundicia, sí, pero: ¿les voy a decir que no lo hagan? Pues no, tienen todo el derecho del mundo. ¿Lo ves, Laura? No es tan difícil. No me gusta, no voy. Es como los de Ciutat per qui l’habita. Lo querían petar en la plaza de Cort con una especie de merendola reivindicativa y no han sido ni veinte. Pues muy bien, cada uno se pone en ridículo como le da la gana. Insisto, Laura, deja que la gente haga lo que quiera. Ya sabemos que a ti te debe poner eufórica Leónidas Beznez, pero es que el colega la palmó en 1982 y lo cierto es que no le lloró ni el osito Misha.

Nueva parada… Anda que el colega que han enviado los noruegos. Vale que comen ballenas y esas cosas, pero esto no, por favor. Estamos hablando de Noruega, que es la patria de Turbonegro, ¿por qué nos hacen esto?

Vamos con más cosas….

Dicen que estos días se cumplen 200 años del nacimiento de Karl Marx, aquí Carlos. Aún no me he repuesto de la fotografía del año pasado de Garzón, el de Izquierda Hundida que le lava los platos y le plancha la ropa a Pablo Iglesias, celebrando el centenario de la revolución rusa con los caretos de Marx, Lenin y la hoz y el martillo sobre su cabeza en un gran mural. Marx, un tipo curioso. No dio palo al agua en toda la vida, vivió de la pasta de los familiares y de los que iba sableando, gorreó todo lo que pudo de Engels y no paró de rajar del proletariado oprimido y de la explotación del capitalismo. Así de gusto ser un intelectual revolucionario.

Como verán, ya le he metido palos a la extrema izquierda, a los indepes y demás fauna. Pero me queda material para el Partido Popular. Esto es como un bufé libre, hay para todos. Vaya pollo se les ha montado en la casa con el catalán. Si es que no aprenden. Ahora resulta que los abogados del Estado van a meter las narices en las subvenciones de los ayuntamientos mallorquines a la rotulación en catalán de los comercios.

Pausa… Mi mujer ha estallado: «es horroroso, no hay ni una». Cambia de canal. Me he quedado sin Eurovisión. «Esto es una mierda», dice.

Sigo con el PP. Lo de las subvenciones a la rotulación en catalán puede gustar o no, y yo —que en estas cosas soy muy crítico— creo que mientras no se prohíba ni se persiga la rotulación en otros idiomas, la medida es perfectamente legal. Los populares también lo han hecho, no sé a qué coño viene ahora cabrearse. Y Biel Company, que no sabe si va o viene, monta una reunión de urgencia y como siempre deciden nada. Y así quieren ganar unas elecciones…

En el plano de sucesos, me ha flipado la enésima operación contra el narcotráfico en Son Banya. A este paso no va a quedar nadie a quién realojar cuando se pongan con la demolición del poblado. Y Valtonyc dice que él no entra en el talego que tendrán que ir a buscarlo. Pues sí chaval, te van a ir a buscar. Menudo lince.

Cuando lean estas líneas sabremos qué demonios ha pasado en Eurovisión. No me sorprendería que con tanto estropicio a Donald Trump le diera por bombardear Lisboa. Algún día deberíamos hablar de buen y mal gusto en la música. Pero esa es otra historia…

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