Al poco de empezar su partido contra David Ferrer, Rafa Nadal notó que algo no iba bien en sus isquiotibiales, y así lo gritó en la pista. “¡Los isquio!, ¡Los isquio!”, se desesperaba el mallorquín, mientras buscaba también con la mirada los consejos de su tío y entrenador, Toni Nadal. Cuando ya no podía más, Rafa Nadal empezó a gritar desde la pista a su tío, en busca de consejo. No sabía si retirarse o continuar, ante el riesgo de acentuar la lesión. Comunicándose en mallorquín, ambos se plantearon la retirada del partido, pero Toni Nadal sopesaba esta hipótesis con más fuerza. El tenista, al conocer la postura de su tío se rebeló, y le gritó que estaba en los cuartos de final en Australia, y que no se retiraría “ni cagando”, según dijo literalmente, antes de empezar a servir, y cuando ya tenía el partido muy cuesta arriba como para poder remontarlo, menos aún en su estado físico. David Ferrer consumó la sorpresa, al derrotar a su compatriota en sólo tres sets, en una sorpresa incluso para él mismo, pues el entrenador del semifinalista ha revelado que ya tenían comprados los billetes de vuelta a España para después del encuentro contra Nadal, pero que gustosamente han pagado por el cambio.
