Nada Pasará

En los últimos veintitantos años se han sucedido los casos que acreditan la financiación irregular de la totalidad de partidos políticos con responsabilidades de poder. Era algo que prácticamente toda la ciudadanía deducía o al menos suponía, porque cualquier análisis serio de las cantidades que legal y regularmente perciben los partidos demostraba la imposibilidad de pagar las ingentes sumas que se han venido gastando esas formaciones, especialmente en campaña electoral. La crisis sólo ha contribuido a incrementar la indignación ciudadana, pero no ha cambiado ni un ápice la poca vergüenza de los distintos dirigentes políticos con relación a esta cuestión. Todos son acusadores implacables del adversario e hipócritas consentidores de lo que viene haciendo su respectivo partido. Las declaraciones de la Sra. Valenciano con relación al caso Bárcenas son, pues, vomitivas, no porque objetivamente no sean pertinentes, sino porque provienen del partido más corrupto de la historia de España, con casos que se remontan a la época de Felipe González -donde prácticamente hubo barra libre y casi ningún procesado- como los de la Cruz Roja, el BOE, la Renfe, la Guardia Civil, Filesa y un larguísimo etcétera, hasta los actuales de los EREs andaluces, pasando por muchos otros. El PP tiene bien acreditada en Balears y en la comunidad valenciana su propia maquinaria de financiación sumergida, colectiva y también particular, en este último caso en beneficio de los listos que aprovechaban su cargo para, al tiempo que financiaban al partido, poner el cazo y enriquecerse personalmente. Lo mismo ha ocurrido con partidos gobernantes en diferentes comunidades, especialmente con aquellos que lo hicieron largo tiempo y que gestionaban áreas "sensibles" al cobro de comisiones. De todos estos partidos, la Fiscalía sólo ha masacrado al más pequeño de todos ellos, Unió Mallorquina, aprovechando -en comandita con la siempre leal prensa afecta- para extender la sombra de la sirvengonzonería sobre todos sus militantes. Es como si culpásemos de los atropellos de Bárcenas, Rajoy y la cúpula del PP al tendero de la esquina, que se afilió en su día al partido porque el hombre es de derechas. El tendero del PP, el camarero del PSOE, o los militantes de UM son las víctimas de las chapuzas y mangancias de sus dirigentes -de los que las cometiesen y así se demuestre, claro-, no sus cómplices. Pero, ni a Carrau ni a sus jefes políticos -por motivos evidentes, claro- se les ha ocurrido jamás ocupar la sede del PP o del PSOE, o proceder a tildar en estrados a dichas formaciones de "asociaciones de malhechores" ni compararlos con la mafia, aunque lo que hayan trincado sus dirigentes multiplique exponencialmente lo que pudieron hacer en mala hora un puñado de uemitas descerebrados. Quizás Rajoy pague con su dimisión o, al menos, con su descrédito absoluto el escándalo en que le ha sumergido -y lo que te rondaré, morena- Luis Bárcenas, pero a buen seguro dentro de un año el PP seguirá existiendo y ningún fiscal habrá instado su disolución ni habrá insultado a sus militantes llamándoles criminales. Nada pasará en ese sentido. Y, fíjense, lo celebraré.      

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