Juan Miguel Ferrer y Pedro Marín, CEO y gerente de Palma Beach no han dejado pasar la ocasión para lamentar lo que está sucediendo en Playa de Palma donde el turismo de borrachera ha vuelto con más fuerza que nunca. Juan Miguel ha sido taxativo al señalar que los meses de marzo y abril fueron excelentes con un turismo donde primaba la calidad y las ganas de disfrutar del destino y su oferta gastronómica "pero desde aproximadamente el día 10 de mayo, el turismo de borrachera se ha apoderado de la Playa de Palma. Desde hace unos 35 días la Playa de Palma se ha convertido en lo que antes era por culpa de las fiestas en la calle. Necesitamos el apoyo de las autoridades porque ni los empresarios ni los vecinos lo podemos parar”, ha subrayado.
Si bien ha reconocido que la Policía está haciendo un sobreesfuerzo, “la situación en la vía pública es ahora peor que en 2017, 2018 y 2019; y ya damos por perdida la temporada en cuanto al control del incivismo”, ha afirmado el CEO de Palma Beach.
Sin embargo, reitera Ferrer “a partir de 10 de mayo sufrimos la llegada de grandes grupos de turistas que solo buscan emborracharse en la vía pública, en primera línea o incluso en la playa. Estos turistas reservan con una semana o 10 días de antelación y suelen alojarse tres o cuatro noches de media”, lamenta Ferrer, quien denuncia que gastan alrededor de 30 o 40 euros al día, “generalmente en alcohol y latas de cerveza que consumen haciendo botellón en la calle. Llegan a los hoteles sobre las 10 horas y a las 14 ya no pueden ni caminar, están completamente ebrios e incluso sus compañeros les dejan solos, tirados en la acera”, explica.
Para combatir esta realidad, once locales de restauración de primera línea de la Playa de Palma asociados a Palma Beach han decidido establecer un código de vestimenta para permitir el acceso a sus establecimientos. Desde Palma Beach recuerdan que ya existe en los hoteles, pero no se había aplicado en la restauración.
Este código de conducta, subraya Ferrer "de día es un poco más laxo, pero de noche es absolutamente inflexible. No se permite estar sin camiseta, o con disfraces, o con camisetas de fútbol. Tampoco se tolera llevar productos adquiridos en la venta ambulante, como cadenas de bisutería o camisetas de otros negocios que promueven el turismo de borrachera. Todo esto por respeto a los demás clientes, los hemos prohibido”, afirma.
Desde Palma Beach se denuncia que la normativa aprobada en 2020 “no está funcionando; se controlan los dispensadores de alcohol en los hoteles, pero el problema está en la vía pública. Ferrer y Marín lamentan que la tendencia detectada en abril y principio de mayo se haya perdido en favor del turismo de borrachera.
Para que los turistas entiendan que tienen que cumplir la normativa sobre excesos, porponen que las denuncias que interpone la Policía a los turistas incívicos, se cobren al momento, como sucede en otros países.
Por último, desde Palma Beach se ha advertido que las perpectivas de ocupación turística en Playa de Palma para julio y agosto "ronda el 50 por ciento. Hemos acabado con ‘todo incluido’ en nuestros establecimientos asociados y con el overbooking, hemos invertido en calidad, pero la permisividad en la vía pública sobre todo con el consumo de alcohol, la venta ambulante y el menudeo, hacen que nuestros esfuerzos caigan en saco roto”, lamenta Marín.
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