Así estamos hace días los mallorquines y gran parte de los españoles que están viviendo la ola de frío que nos azota. Bajan los grados a un ritmo que da vértigo y, sinceramente, yo no me adapto. Estoy muerta de frío. Exactamente igual que cientos de personas que, estos días, no tienen donde cobijarse.
Podrían acudir a los diferentes refugios que la administración habilita pero, por unas u otras razones, aún sigo viendo gente a la intemperie al caer la noche. Vagan, libremente, de puente en puente o de banco en banco buscando un lugar donde resguardarse del viento y la humedad algo, sinceramente, realmente complicado estos días.
Vagar libremente… eso es, precisamente, lo que no pueden hacer los cientos de animales que viven atados, noche y día, a un árbol. Animales que estos días morirán congelados y empapados pues, al intenso frío, se le une la una lluvia constante que no nos abandona.
Habrá quien, tras leer esto, pensará: “con la de personas que hay muriéndose de frío y ella preocupándose por los chuchos”… Pues sí señores. Me preocupo por los chuchos, por los caballos, por los gatos, por los hamsters, los conejos y por quien me da la gana. Obviamente también me preocupo por las personas. Es tan obvio que ni me molesto en repetirlo.
Sin embargo hay una diferencia. Los animales atados no tienen ninguna opción. No pueden buscar un banco, un puente o un lugar donde cobijarse. Están al amparo de la persona que, cruelmente, les ata sin darles más opción que morirse de frío en invierno y de calor abrasador en verano pues, por si no fuera poco el hecho de atarles, además hay que sumarle que no suelen tener ningún techo sobre el que resguardarse de las inclemencias del tiempo.
Así que, con este panorama que tenemos, pido por favor a todos los que tienen animales en situaciones similares a las que acabo de describir que, al menos estos días, se acuerden de ellos y les pongan a resguardo del frío. Ellos sienten frío, hambre, sed y calor exactamente igual que nosotros. No es una cuestión de que nos gusten los animales, es una cuestión de ser civilizados.
