236 proyectos cuya ejecución costaría 218 millones optan a repartirse los 30 millones recaudados en 2016 por la tasa sobre pernoctaciones turísticas, más conocida como ‘ecotasa’. La mitad de estos proyectos son relativos al ciclo del agua y para poner en marcha infraestructuras hidráulicas, según ha informado el Govern. Solo esto demuestra la gran necesidad existente de fondos para invertir en agua y ser más eficientes con el líquido elemento. Pero la ‘ecotasa’ para financiar estos proyectos no es más que un parche que apenas nada soluciona, porque las necesidades continúan siendo muchas y los fondos, pocos. De ahí la importancia de lograr una buena financiación a través del sistema de financiación autonómica, porque el establecimiento de nuevos impuestos autonómicos, que además restan competitividad porque otros destinos turísticos españoles contra los que competimos los descartan.
Pero cabe también la posibilidad de que las instituciones insulares y municipales estén intentando colar por la vía de la ‘ecotasa’ algunos proyectos alejados de la teórica finalidad del impuesto. Proyectos que habrán de ser emprendidos con las partidas correspondientes del presupuesto de cada institución pero que, aprovechando la excusa del turismo sostenible, pues que venga el Govern y lo pague. Las fugas en la red de abastecimiento de agua son cosas que hay que acometer sin necesidad de cobrar un impuesto a los turistas. Y este asunto es capital, porque si no se acierta en los proyectos que se financien, eso se volverá en nuestra contra. Hasta ahora nada se dice a los turistas ni a los operadores turísticos de en qué se gasta el dinero recaudado, más allá de generalidades y buenas intenciones. Pero eso ahora debe ser concretado y también habrá que explicárselo a nuestros visitantes. Más nos conviene acertar, al menos en esto.
