Gracias a que casi todo el mundo dispone en su domicilio de conexión a internet, muchas empresas procuran que sus empleados desarrollen las tareas que puedan a distancia. Algunos con sus propios equipos y otros, trasladando los propios ordenadores desde los centros de trabajo hasta sus residencias.
La generalización de las herramientas telemáticas y aplicaciones digitales permite mantener una conexión permanente y resolver muchas cuestiones como si se estuviera en la propia oficina.
Lugar adecuado
Pero también es importante contar con una ubicación adecuada para poder teletrabajar productivamente, alejado de televisores y zonas de tránsito que puedan incrementar las distracciones. El mobiliario y el equipamiento también tiene su importancia. Pero lo más relevante es la actitud y disposición, por encima de todo.
Se requiere una elevada disciplina para evitar caer en el error de que dado que se está en casa, el ritmo de trabajo o las pausas pueden ser diferentes al que se daría en el puesto de trabajo habitual. Así, es vital cuidar la propia imagen y el aspecto físico, así como la indumentaria. También ayuda fijar horarios estables y pausas para tomar café y despejar la mente. Del mismo modo, es de suma importancia saber parar una vez cumplido el horario establecido y no caer en el error de seguir trabajando por el hecho de tener la oficina instalada en el salón.