Antes se coge a un mentiroso que a un cojo y a Maheta Molango le han sacado los colores en un sólo día. El traspaso de un juvenil internacional sub-18, Víctor Narro, al Villarreal por cincuenta mil euros desmonta de cuajo y un solo golpe dos de las teorías expuestas por el consejero delegado del Mallorca al desmentir rotundamente un par de sus afirmaciones: el interés por la cantera y la fortaleza de la tesorería.
Desconozco las espectativas de futuro que adornan al chaval, pero todo indica que los ojeadores a sueldo en el “submarino amarillo” trabajan más y mejor que el ejército de visionarios que mantiene el Mallorca por toda Europa y al otro lado del Atlántico. Si realmente existiera dicha atención no se llevarían a cabo tales operaciones, porque no es lo mismo ser un club vendedor respecto a la primera plantilla, que con un futbolista en formación, sea cual sea el nivel del protagonista de la noticia y aunque él o su familia lo hubieran pedido. No veo que desde Lezama, Valdebebas, la Masía o Mareo salgan muchos jóvenes hacia equipos de la misma LFP y antes de pasar al menos por sus respectivos filiales.
Claro que si uno necesita plata, como es el caso, se aferra aunque sea a esos pocos miles con tal de atender las obligaciones más urgentes y, si cabe, dejar algo para acudir al mercado invernal con algo más que el forro de los bolsillos.
La noticia no tendría más importancia de no ser porque a una afición permanentemente engañada, se la intentan camelar con discursos y frases aprendidas de memoria que, a estas alturas, ya no se cree ni el tato.