A buen seguro, muchos de ustedes han oído hablar del famoso y mal llamado MIR educativo. Para ser más exactos y si queremos extrapolar la idea de la sanidad a la docencia, debería llamarse DIR (docente interino residente) o PIR (profesor interino residente). Al margen del formalismo de la nomenclatura, detalle de marketing, lo realmente importante es centrarse en el cómo, es decir, en el fondo de la cuestión.
Nuestro sistema educativo necesita sentar unos mínimos básicos en aras a poder empezar a marcar una tendencia positiva con la que intentar conseguir mejorar los resultados educativos. Y de ello, se deriva que los países que centran parte de las políticas educativas en el profesorado repercute positivamente a los resultados académicos obtenidos. Por ello, en España urge cambiar el sistema de acceso a la función pública docente. Hay que promover una tabula rasa.
En la actualidad, en España, únicamente podemos competir en talento y conocimiento. La escuela tiene que ser el foco de la creación y generación de la riqueza de nuestra sociedad. Es por ello que se hace imprescindible que contemos con las personas mejor preparadas para desarrollar la tan responsable tarea de enseñar. Creo que en estos momentos nos encontramos ante un reto y una oportunidad: somos protagonistas de la génesis de lo que supone la noción moderna la profesión docente.
La noción moderna de la profesión docente engloba múltiples variables. Empiezo con una que me gusta ya que hace referencia a la definición de docente como “grupo disciplinado de individuos”. Y es que, precisamente, en estos momentos, en España una de las debilidades de la profesión docente es que no constituye ese grupo bien articulado en torno a organizaciones que la representen que promuevan su perfeccionamiento e impulsen sus avances en tal profesión.
Además de éste podríamos enumerar otros muchos como por ejemplo la adhesión a normas éticas. En España ha habido voces que han reclamado la elaboración de un Código deontológico para el docente. Otro aspecto a mejorar tiene que ser el reconocimiento y prestigio de la función docente. En España la figura del docente ha perdido toda la autoridad que llevaba implícita. Urge recuperarla para evitar muchos episodios que se suceden a diario en las aulas de nuestro país.
El conocimiento del docente es el mejor puesto y que tiene que partir de la investigación, de la formación y del entrenamiento al más alto nivel. En España rara vez los docentes de secundaria dedican horas de su vida a formarse a través de la investigación.
En este punto, creo conveniente plantear una pregunta clave: ¿Por qué en el ámbito sanitario ha funcionado tan bien el MIR? Pues muy sencillo. La estructura docente que interviene en la formación de médicos especialistas está sujeta a medidas de control y de evaluación para asegurar su calidad.
Para que el MIR educativo tenga éxito, qué se tiene que dar: selección centralizada, ha de ser universal, ha de perseguir la excelencia.
Pero… de todo esto…. En la reforma educativa del Dr.Sánchez, ni mú.