Quiero compartir con todos ustedes, las reflexiones que el Dr. Francisco Molina, Coordinador de la Unidad de Cefaleas del Servicio de Neurología de Son Espases, me ha hecho llegar, con motivo del reciente Congreso celebrado en Palma. Rezuman pedagogía y mucha experiencia, seguro que algunos de ustedes se sentirán identificados con ellas.“
“Buenos días, buenas tardes o buenas noches, igual da. Yo estoy siempre ahí. Pero antes de presentarme, permíteme que explique todo lo que soy capaz de hacerte. Soy una enfermedad que está en tu sistema nervioso y dentro de él en tu encéfalo, en tu cerebro para entendernos. Y desde ese lugar te puedo hacer la vida imposible. Te levantas un día y ya notas mi presencia. O bien has tenido oportunidad de notarla unas horas antes, mientras dormías. Y poco a poco o rápidamente, de ambas formas puedo hacerlo, desencadenó una tormenta dentro de tu cabeza, en la que aplasto, bombeo, palpito, inflo o desgarro, yendo cada vez a más si no pones remedio y, a veces, aunque lo pongas.
Puedo antes enviarte algún aviso poniéndote irritable, fatigándote, haciéndote bostezar repetidamente, no dejando que te concentres, o te engaño y empiezo a molestarte colocando un peso insoportable en tu cuello, ahí donde se junta con tu cabeza. Como soy muy caprichosa, unas veces la tormenta sólo estalla en la mitad de tu cabeza, una u otra o siempre la misma, a mí lo mismo me da; otras lo hace en toda ella. A veces te estrujo un ojo, me clavo en tus sienes, te aplasto la frente, te pincho aquí y allá, te atravieso, y hago que hasta pasarte un peine o un cepillo por el pelo sea una sensación insoportable. Y no te creas que eso me basta. No sólo te causo dolor, sino que también te revuelvo el estómago, te hago vomitar, provoco que no soportes la luz, los sonidos, los olores.
Y si se te ocurre moverte todo se multiplica. Confieso que cuando estás así y no puedes ni pensar es mi momento favorito. Pero aun así no me conformo, porque a veces hago que veas imágenes fantasmales que se forman en tu cerebro, se te duerma o te hormiguea una parte del cuerpo. O que momentáneamente no puedas hablar bien. A menudo antes de que llegue el dolor. Y te meto el miedo en el cuerpo pensando que puedes tener un ictus. Y si no consigues pararme con esos tratamientos que se han desarrollado en los últimos años, que reconozco que la mayor parte de las veces son bastante efectivos, mantengo ese estado infernal durante horas y horas.
Y por supuesto puedo hacer que se te repita una y otra vez. Te vendré a visitar cuando tengas que rendir al máximo en tu trabajo, hacer un examen, vayas a salir con tu familia o amigos o cuando menos te lo esperes. Así que olvídate de hacer planes. Verás cómo esto puede causarte gran ansiedad y hasta puedo acabar provocándote una depresión. Y si eres una mujer, aún mejor, porque tu dote hormonal favorece que pueda actuar sobre ti con más facilidad. Por eso, aunque también los hombres son víctimas de mis ataques, son tres veces más las mujeres que sufren por mi culpa. Y por si fuera poco estoy escondida en vuestros genes, así que es muy probable que alguno o algunos de vuestros hijos e hijas caigan en mis garras.
En fecha reciente, los neurólogos españoles especialistas en el diagnóstico y tratamiento de los dolores de cabeza se han reunido en Palma de Mallorca para revisar los últimos avances y estrategias para atacarme, teniendo en cuenta que yo soy la enfermedad más frecuente de todas aquellas que pueden producir cefalea, palabra que es otra forma de decir genéricamente dolor de cabeza. En realidad no soy la más frecuente, ya que ese honor lo tiene otra que se conoce como cefalea tensional, que es la que en el lenguaje coloquial se menciona como cefalea “normal” o, impropiamente, cefalea sin más. Se llama así porque produce una sensación de peso, opresión o tirantez difusa, generalmente sin otros síntomas.
Y esta es la más común porque la puede tener cualquiera en algún momento, tanto como el 90% de la población a lo largo de su vida. Pero resulta que en la inmensa mayoría de los casos es leve, esporádica o poco frecuente, se relaciona con el cansancio o el estrés y suele resolverse tomando algún analgésico o antiinflamatorio puntualmente. Sólo en casos en que es muy recurrente o persistente, lo que pocas veces ocurre, lleva al afectado a consultar al médico, mientras que yo saturo las salas de espera de médicos de cabecera y especialistas y las salas de urgencias. Pero fíjate lo que son las cosas. Esta cefalea tensional me resulta de gran ayuda para engañar a mucha gente, haciéndoles creer que yo soy parecida y que el dolor de cabeza que genero también es así, cuando es completamente distinto. Y eso hace que mis víctimas sean objeto de mucha incomprensión y falta de empatía, lo que les afecta enormemente en su vida familiar, laboral y social. Y haciendo uso de ella soy incluso capaz de engañar a algunos profesionales sanitarios, lo que provoca que no se me trate “adecuadamente”, como pretenciosamente dicen esos especialistas que te mencionaba.
Es cierto que a muchos de vosotros os permito llevar una vida más sosegada, porque no os ataco con mucha reiteración, pero sois bastantes, unos 2.250.000 en toda España, 55.000 aquí en Baleares, los que veis vuestras vidas truncadas por mi mano. Y además puedo actuar en muchos casos impunemente y sin ataduras, ya que vuestro problema no consigue tener suficiente visibilidad, como está de moda decir últimamente. Por eso, me resulta muy inconveniente que se den pasos en vuestro favor, sobre todo por parte de profesionales como estos, que han dado grandes pasos en los últimos años para intentar neutralizarme, y que siguen investigando para disponer en los próximos años de nuevas armas contra mí. Ahora su pelea es que esos avances puedan llegar a la mayor parte de afectados posible, a lo que no ayudan las barreras que la sociedad y la burocracia sanitaria levantan. Y encima son capaces de empatizar, o padecer, con vosotros y empeñarse, codo con codo con vuestras asociaciones, en dignificaros y conseguir un mejor futuro para vosotros y vuestros hijos. Casi nada.
Por cierto, mi nombre es migraña.
Un comentario
Bravo Miguelon !! Que pena que la Indigencia se instaure, insidiosa y pertinaz, en mentes otrora resistentes.