Tras la presentación de su libro de memorias, Joan Mesquida ha dado el paso y ha anunciado a través de este digital que se presentará a las primarias del PSIB como aspirante a la presidencia del Govern siempre que obtenga los apoyos necesarios. No hay duda de que es un acto de coraje político.
Mesquida ha sido altísimo cargo de los Ministerios de Defensa e Interior durante la era Zapatero. Experiencia y veteranía no le faltan. Su problema es que ha desarrollado poquísima actividad dentro del partido y que estos procesos salen bien o salen mal dependiendo del apoyo de las bases. Además, este proceso interno socialista se está desarrollando con gran rapidez. Todo indica que la jornada electoral tendrá lugar el próximo 12 de abril. Quedan menos de dos meses. No hay tiempo ni para florituras, ni para flirteos, ni para juegos de espadachín. Estamos en tiempo de al pan, pan, y al vino, vino.
Por otra parte, la opción Mesquida demuestra que los sectores críticos al sólido aparato de Francina Armengol no están unidos. La exalcaldesa no convence a los críticos que han animado a Mesquida. Es una evidencia incuestionable. Calvo se mueve en círculos principalmente palmesanos a menudo muy cerrados, pero está por ver qué apoyos obtendrá en las agrupaciones del resto del Archipiélago, sobre todo tras su error de proclamar que no derogará el TIL si llega a la presidencia y sólo lo reformará esta incendiaria norma Bauzá "de arriba a abajo".
Es dentro de este contexto extraño que Mesquida ha visto su oportunidad de entrar en liza. Como todo político de raza, le gusta estar en primera línea. Ya vivió las primarias del PSIB de 1998 como jefe de campaña de Antonio Diéguez en Palma. No tiene, de momento, un dynamico apoyo detrás, pero si es muy conocido entre los segmentos de militancia o de simpatizantes socialistas. El hecho de que las primarias sean abiertas le permite un margen de maniobra más amplio. Pero lo más importante es que sepa transmitir muy pronto su proyecto político para Balears.
Al fin y al cabo, y en tiempos tan duros como los actuales, las ideas y las iniciativas en pro de la sociedad están muy por encima de las personas. Lo que busca el electorado de izquierdas es esperanza.