El Consell de Mallorca tramita dos declaraciones de interés social para la construcción de dos campos de golf en Marratxí. Uno de pequeña dimensión y unido a un hotel rural de cinco estrellas en Son Sales y otro mucho más grande sin establecimiento hotelero en Sa Cabaneta. De hecho se trata de iniciativas muy antiguas que o bien habían caducado o bien se habían diluido ante la política de oposición a los campos de golf desarrollada en los últimos lustros.
Sin embargo, la durísima crisis que azota esta sociedad desde el año 2008 está haciendo cambiar muchas mentalidades poco a poco. Ahora no se puede despreciar de antemano ningún esfuerzo inversor. Hay que analizarlo al milímetro, calibrar pros y contras y dar la respuesta definitiva con mesura y tacto tal y como está haciendo en la actualidad el Consell.
Con el nivel brutal de paro existente en la actualidad las actitudes apriorísticas en contra de un tipo de inversión que busque el turismo de calidad y de temporada baja como es el golf. Es preciso ver qué es posible hacer mientras se mantenga un buen nivel de respeto al territorio y se cuenten con medios suficientes para abastecer de agua las nuevas infraestructuras verdes dedicadas principalmente a conseguir clientela con buen poder adquisitivo.
En las coyunturas difíciles se ha de saber conjugar el amor al medio ambiente con el pragmatismo para mejorar la estructura productiva. No es sencillo, incluso puede ser doloroso, pero otros también opinan que la necesidad es la primera de las consejeras. Seguro que si hay buena voluntad se podrán conseguir soluciones aceptables desde todos los ámbitos y puntos de vista,
Las recetas, prejuicios y arquetipos del pasado se han de saber revisar en los duros tiempos actuales, siempre que sea posible y conforme a las reglas del sentido común, del respeto al territorio y, como es obvio, de la legalidad vigente.
