Las revueltas en el mundo árabe, en especial en Libia, han hecho que el precio del petróleo suba como la espuma lo que ha llevado al Gobierno a adoptar medidas extraordinarias para ahorrar energía, entre ellas, reducir la velocidad a 110 km/h en autovías y autopistas y cambiar el alumbrado de las ciudades. Unas medidas cuya eficacia está aún por ver. De hecho, ya hay quien apunta que podrían costar más de lo que pretenden ahorrar. En cualquier caso lo que es indignante es que Zapatero y los suyos se atrevan a dar lecciones de cómo ahorrar a los ciudadanos cuando lo que deberían hacer es aprender de ellos y, sobre todo y más importante, predicar con el ejemplo. Lo que no es de recibo es que impongan restricciones al españolito de a pie y ellos decidan utilizar el avión oficial -con el enorme gasto que ello conlleva- solo para pasar la noche en casa, como hizo ZP durante su gira por los países árabes. El problema de España es su alta dependencia energética pero esta no se arregla de un día para otro con medidas absurdas y temporales como las aprobadas sino con políticas estables y coherentes. Esta bien lo de intentar ahorrar, pero lo que le debe preocupar al gobierno es producir más energía de una forma autosuficiente. Otros países europeos no tienen tanta dependencia energética porque optaron por las centrales nucleares mientras que aquí se decidió que es mejor cerrarlas y sustituirlas por placas solares y molinos de viento.
